Ciudad de México. La importancia de la Colección de esculturas del Museo Tamayo, exhibida de forma permanente en la explanada del edificio, no sólo estriba en que cinco de sus piezas abren históricamente el discurso estético contemporáneo en la Ciudad de México, sino también porque en conjunto dan cuenta del momento en el que el arte pasó de ser moderno a contemporáneo y refieren la problemática que se vive en el momento para hacer preguntas; ya no se trata sólo de agradar o ser decorativo, más bien de cuestionar la existencia del ser humano
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Así lo explicó el subdirector de Colecciones de ese recinto, Juan Carlos Pereda, al anunciar este miércoles que dicho acervo escultórico recobró su esplendor original
gracias a un proceso de restauración a cargo del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).
Los trabajos requirieron cuatro meses, entre septiembre de 2022 y enero del presente año, en los que participaron 11 especialistas de aquella instancia dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), encabezados por Carlos Iván Rivera, informó el funcionario en una visita guiada.
Estas intervenciones, dijo, fueron posibles gracias a que el Museo Tamayo resultó beneficiario del Proyecto de Conservación de Arte que cada año, desde 2014, otorga a escala mundial el Bank of America para restaurar, dar mantenimiento y conservar ese tipo de obras.
El monto económico del apoyo es confidencial
, aclaró a La Jornada Marcella Lembert, representante de esa institución financiera, quien explicó que la finalidad de aquel programa es proporcionar financiación a instituciones culturales de todo el mundo para conservar obras de arte históricas o culturalmente significativas
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Ocho fueron las esculturas restauradas, cinco de las cuales forman parte de las 315 obras de la colección original donada por Rufino Tamayo (1899-1991), dos fueron donadas de forma posterior al museo por medio de sus exposiciones y una más, creada por el propio artista oaxaqueño y la cual formaba parte de su colección particular, está en proceso de ser donada al recinto por su familia, apuntó Juan Carlos Pereda.
A partir de ahora podemos apreciar las esculturas en su estado original. Gracias a la beca, recuperaron el esplendor que tenían cuando el maestro Tamayo las donó en mayo de 1981, cuando se inauguró este museo
, agregó.
Las piezas restauradas son obra de Kenneth Armitage, Arnaldo Pomodoro, Fernando González Gortázar, Lynn Chadwick, Alex Liberman, Monika Sosnowska, Ryan Gander y Rufino Tamayo.
Según Carlos Iván Rivera, jefe del taller de escultura del Cencropam, la mayoría de éstas presentaba problemas de deterioro
, siendo el principal el ambiental, además de que por tratarse de piezas lúdicas han estado expuestas a la apropiación y la interacción con el público.
Tenían mucho tiempo de no tener la conservación necesaria
, observó el especialista, quien aclaró que sólo Escalera de incendios, escultura hecha en 2011 por Monika Sosnowska, presentaba un gran deterioro que la ponía en riesgo
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La principal causa tenía que ver con el material que fue elaborada, fierro dulce o solera, más propenso a la oxidación, al ser más corrosivo y delgado, detalló y mencionó que otra, Giro rojo, de Alex Liberman, se encontraba resguardada desde 2012 en el Cencropam por estar muy deteriorada
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