Madrid. Carlos Saura habría recogido ayer el Goya de Honor a su trayectoria, que en resumen era el reconocimiento de su gremio –directores, técnicos y actores– a su larga y prolífica carrera, pero el destino lo impidió con una muerte prematura. Por eso la ceremonia de los premios españoles de este año se convirtió en un sentido homenaje luctuoso al creador de algunos de los clásicos indispensables del séptimo arte de su país de los siglos XX y XXI.
Su familia recibió, emocionada, el reconocimiento, así como el aplauso de pie y emocionado de sus colegas al autor de más de 50 largometrajes.
Saura murió de forma más o menos previsible el viernes pasado, en su casa de la sierra madrileña y rodeado de sus familiares y amigos más cercanos. Sabía que iba a recibir el premio de la Academia de Cine por su trayectoria, pero sus fuerzas no le permitieron llegar a la ceremonia, con lo que, al ver que su estado empeoraba, decidieron entregarle en la intimidad y antes de lo previsto la estatuilla.
Con el gremio de luto, la ceremonia de los premios Goya cambió el guion de un día para otro y se decidió a iniciar la gala con una inmensa fotografía de la mirada curiosa de Saura, que iluminó todo el escenario. Fue entonces cuando todos los asistentes al teatro se levantaron de las butacas para aplaudir de forma unánime y con el máximo respeto al último genio del cine español, sólo comparable con figuras como Luis Buñuel y Luis García Berlanga.
Su viuda, Eulalia Ramón, y dos de sus siete hijos, Antonio y Anna, recibieron el reconocimiento. El primero leyó una carta que dejó escrita el propio Saura para la ocasión, en la que profundizó sobre la vida dedicada por completo, hasta el final, al cine.
Me sentiré satisfecho si todo lo que he hecho ha servido en algo para inspirar a la brillante generación de realizadores actuales. He sido muy afortunado; he hecho más de 50 películas, he tenido seis hijos, una hija, una docena de nietos y una bisnieta
, afirmó en su carta. Además, recordó una de sus máximas: La imaginación es más rápida que la velocidad de la luz
.
Reclamos de colegas
Antes del inicio de la ceremonia, cuando las actrices, actores, directores y técnicos iban llegando al teatro, en Sevilla, algunos, como Maribel Verdú, se preguntaban cómo era posible que no le hubieran dado antes este galardón
, cuando Saura, hasta ayer, fue el gran director de cine español vivo, con más de ocho nominaciones a la Palma de Oro del Festival de Cannes, numerosas nominaciones a los Goya, a los Premios del Festival de Berlín y el reconocimiento casi unánime del mundo del séptimo artes, pero la Academia de Cine no se había decidido a rendirle un homenaje así, y cuando lo hizo llegó tarde.
Todos los nominados elogiaron a Saura y a su trayectoria, como la directora Carlota Pereda, creadora de una de las películas triunfadoras de la noche, Cerditas, quien señaló: “Cuando empecé de pequeña con el cine, incluso antes de saber que era español, ya estaba viendo Cría cuervos. Saura fue toda una novedad en cuanto a la manera de contar e interpretar, como manejaba la cámara…”
Fernando Méndez Leite, director de la Academia, dedicó casi íntegro su discurso al realizador fallecido. Dijo que su muerte conmovió y sacudió
a todo el gremio del cine ibérico, pues “nos deja uno de los más grandes de la historia. Nos deja Carlos, a quien admiraba como maestro y quería como amigo. Se ha despedido de nosotros, sus espectadores, estrenando esta misma semana su penúltimo trabajo. Estoy seguro de que andará ya por esas galaxias en la preproducción de Esa luz, su película sobre la guerra civil, su filme más querido”.
Asimismo, se recordó a la figura del cine español Agustín Villaronga, quien murió también de forma prematura en enero pasado, con tan sólo 69 años y después de haber dejado como legado algunas de las cintas más importantes del cine español de las últimas décadas, como Pa negre (Pan negro) y El vientre del mar.
El filme triunfador de la noche fue la obra maestra de Rodrigo Sorogoyen, As bestas, que acaparó los premios en los apartados más codiciados, entre ellos, el de mejor música original, mejor guion original, mejor actor protagonista, mejor dirección y mejor película.
La otra gran triunfadora fue Modelo 77, de Alberto Rodríguez Librero. En el apartado de la mejor película iberoamericana ganó el largometraje Argentina 1985, de Santiago Mitre.