Jerusalen. Un ataque con auto contra una parada de autobús el viernes en Jerusalén Este dejó al menos dos muertos, incluyendo un niño, informaron las autoridades israelíes, en el último incidente de una espiral de violencia.
El ataque tuvo lugar en Ramot, un barrio de colonos judíos en Jerusalén Este, la zona de la Ciudad Santa anexada por Israel.
"El ataque deliberado contra civiles inocentes es repugnante e inconcebible", reaccionó en un comunicado el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken.
El incidente se produce en un momento de alta tensión en la zona debido a la reciente escalada de violencia en el conflicto israelí-palestino.
Un portavoz de la policía informó que hacia las 13H30 el conductor de un vehículo, identificado como un habitante del barrio palestino de Isawiye de 31 años, embistió "a toda velocidad a personas inocentes que esperaban en la parada de autobús".
Fuentes médicas informaron que hay dos muertos y cinco heridos, dos de ellos en estado crítico.
La organización Magen David Adom, equivalente a la Cruz Roja, en Israel, indicó que un menor de seis años murió en el acto. Anteriormente, el hospital de Shaare Zedek de Jerusalén había informado que el niño fallecido tenía ocho años.
La otra víctima mortal fue identificada como Alter Shlomo Lederman, un estudiante de una escuela religiosa talmúdica de 20 años. El joven fue herido y murió poco después de haber sido transferido al hospital, indicó un portavoz.
Un portavoz de la policía calificó el ataque de "atentado terrorista".
"Las fuerzas de policía del distrito de Jerusalén, entre ellos un agente que estaba fuera de servicio, llegaron rápidamente al lugar y dispararon contra el terrorista, que fue neutralizado", agregó.
Pena de muerte
"Vi a personas salir proyectadas y como (el conductor del vehículo) fue abatido y su cabeza cayó sobre el volante", declaró a la AFP Shimon, un joven de 18 años que reside en Ramot, un barrio donde una mayoría de la población son judíos ultra-ortodoxos.
El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, una figura importante de la extrema derecha, se desplazó al lugar, según periodistas de la AFP.
El alto funcionario fue interpelado por una multitud indignada que le reprochó haber traicionado su promesa de campaña de garantizar la seguridad.