En la Liga Mx Femenil numerosos casos de abuso y explotación laboral permanecen guardados bajo la alfombra. El circuito al que sue-le atribuirse el mayor crecimiento en difusión y oportunidades en el último tiempo, sigue su curso con jugadoras que sobrellevan despidos sin una razón justificada por el temor a que otros clubes les cierren la puerta. ¿Por qué callamos?, se pregunta una ex integrante de la Liga bajo condición de anonimato. Porque nuestro futbol es muy pequeño y, como en todo trabajo, si alguien se queja o habla mal de un club existe el riesgo de sufrir represalias. Hay directivos que prefieren no contratarnos después de un escándalo mediáticamente fuerte
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Apenas en la segunda jornada de este torneo, el Toluca anunció las bajas de Daniela Lozano, Noemí Granados (ahora en el América) y la paraguaya Gloria Villamayor sin revelar los motivos. La noticia circuló rápidamente al interior del plantel por medio de mensajes de texto y redes sociales. Aunque las preguntas eran muchas, lo mejor en estos casos es abstenerse pa-ra evitar más consecuencias, afirma a La Jornada una de las integrantes del equipo.
La situación nos obliga a buscar otro trabajo, muchas veces de manera temporal. Hay varias compañeras en la Liga que no tienen estudios y su única fuente de ingresos es el futbol. A ellas nadie las apoya, los que sustentan sus gastos son los papás o el empleo de medio turno que consiguen
, explica.
Como ocurre en cada cierre de temporada, casi un cente-nar de elementos causaron baja de los clubes en el Apertura 2022 al finalizar sus contratos o no entrar en planes de entrenadores y directivos. Ante este panorama algunas emprenden la tarea de buscar un nuevo destino por medio de sus representantes, mientras la gran mayoría lo hace a través de conocidos que facilitan números telefónicos de auxiliares técnicos o presidentes deportivos. El problema, según otro testimonio, no está en que un equipo se interese en darles empleo, sino en cuánto van a pagarles y cuáles son las condiciones de trabajo.
Sin herramientas
Si es un club de mitad de tabla para abajo... ¡Puf! ¡Es terrible!, porque son los que peor están en infraestructura, canchas y sueldos
, relata. “Si quieren que seamos profesionales, ¿por qué no nos tratan como tales y nos dan las herramientas para serlo? Para ellos es muy fácil decir: ‘gracias a nosotros están aquí, les dimos un nombre’. Te hacen sentir como un número más. Si causas baja no pasa nada, hay una suplente y es tema resuelto, terminas desprestigiada como persona”.
Las batallas que suelen enfrentar las jugadoras son ajenas incluso a la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesiona-les (AMFPro), organismo pre-sidido por Álvaro Ortiz y encargado de proteger los intereses de sus agremiados, de acuerdo con sus estatutos.
La AMFPro sólo está presente con las futbolistas más mediáticas en redes sociales, sólo algunas han logrado acercarse
, coinciden varias ex profesionales. La mentalidad de las que van iniciando, en cambio, es muy humilde, no saben de qué se trata todo esto. Ellas sólo tienen el sueño de estar en una cancha como profesionales
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En donde existe mayor problema, recalcan, es en los equipos de la categoría Sub-18, porque son niñas que firman contratos de cuatro o cinco años a cambio de dos pesos con tal de jugar
y por tanto necesitan madurar para entender que las cosas cuestan mucho en nuestro futbol, que seguimos sin ser prioridad para los clubes y muchas veces debemos buscar nuestra felicidad en otro lado
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