Brasilia. Los mineros ilegales de oro a los que se culpa de provocar una crisis humanitaria en la mayor reserva indígena de Brasil están pidiendo a las autoridades que les ayuden a marcharse, según declararon este lunes uno de sus líderes y un senador.
Consciente de la inminencia de una operación militar para desalojarlos, Jailson Mesquita, líder del movimiento Garimpo é Legal (La minería salvaje es legal), pidió al gobierno que sacara por aire a los mineros del territorio yanomami o que levantara la zona de exclusión aérea para permitirles salir en avionetas desde pistas clandestinas dentro de la reserva.
En un video publicado en las redes sociales, Mesquita pidió al gobierno que desbloquee los ríos durante 10-15 días para que los mineros puedan salir de la reserva, en el norteño estado de Roraima y donde la minería está prohibida por la Constitución.
"Es importante proteger a los indígenas, pero no podemos criminalizar a los mineros que buscan un medio de vida para sobrevivir", dijo a Reuters el senador de Roraima, Chico Rodrigues. "Lo que importa es que los mineros salgan pacíficamente y protegidos", añadió.
Mesquita está organizando una manifestación el jueves en la plaza principal de la capital de Roraima, Boa Vista, que tiene un gran monumento de un minero ilegal.
Más de 20 mil mineros han ocupado la reserva trayendo enfermedades, abusos sexuales y violencia armada que han aterrorizado a los yanomamis, cuyo número se estima en unos 28 mil, y provocado desnutrición y muertes.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva declaró una emergencia médica para los yanomamis y su gobierno planea un grupo de trabajo para expulsar a los mineros en el que participarán el ejército, la policía y los organismos que protegen el medio ambiente y a los pueblos indígenas de Brasil.
Se espera que algunos de los mineros que están empezando a abandonar la reserva yanomami crucen la frontera hacia las vecinas Guayana Francesa, Surinam y Guyana.
Más tarde el lunes, la ministra de Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, dijo que los mineros ilegales estaban "escapando" a minas más grandes en la reserva, donde podían reunirse y tener más protección.
"El territorio está completamente ocupado por la minería. No se puede diferenciar entre una comunidad indígena y una zona minera. Ni siquiera hay agua para beber", dijo tras una visita al territorio yanomami.
Guajajara dijo que era difícil entregar incluso paquetes de alimentos básicos a las comunidades indígenas.
Los yanomami han vivido aislados en una vasta reserva en la frontera con Venezuela. Sus tierras, ricas en minerales, han atraído a mineros salvajes durante décadas, especialmente después de que un Gobierno militar construyera una carretera a través de la selva amazónica en la década de 1970.
Cuando la reserva fue delimitada y reconocida por el gobierno en 1992, las autoridades montaron una operación para desalojar a miles de mineros del oro.
Los mineros empezaron a regresar en cantidades que aumentaron bajo el presidente derechista Jair Bolsonaro, que abogó por la minería en tierras indígenas protegidas y cuyo Gobierno hizo la vista gorda ante las invasiones de reservas indígenas por parte de mineros salvajes y madereros ilegales.