Puerto Peñasco, Son. Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Qué tiempos aquellos, cuando esa frase decía mucho sobre una relación compleja, para usar una fórmula eufemística. Ya no más. La nueva palabra, que equivale a decir casi el paraíso, es nearshoring.
Por eso se entusiasmó Alfonso Durazo con su presentación de powerpoint. Gozó dirigir el puntito verde de su láser hacia el mapa, para mostrar a las 80 personas embajadoras –más 25 que vienen en nombre de organismos internacionales– lo cerquita que quedarán los grandes proyectos sonorenses de importantes ciudades de la Unión Americana
(nunca dice Estados Unidos).
El entusiasmo mayor vendría cuando habló del litio (hemos sido bendecidos con su descubrimiento
), pero en tanto celebró que gracias a una nueva carretera –concesionada, de cuota– los residentes de Tucson, Arizona, podrán llegar a las playas de Caborca en una hora con 40 minutos.
Gobernador, presidente del Consejo Nacional de Morena y uno de los encargados del Plan Sonora –en estos tiempos en que los encargos son más importantes que los cargos– Durazo dedicó casi todo su tiempo al micrófono a pintar el luminoso futuro de Sonora, pero no perdió la oportunidad de correr la cortesía política: “(Marcelo) es la única corcholata que no había visitado Sonora. Lo hace en los mejores términos, en cumplimiento de su responsabilidad…”
Entre el público –atrás, no en la zona que ocupaban los diplomáticos– hubo aplausos, gritos de aprobación y un solitario ¡presidente!
, que se repitió al final, cuando Ebrard invitó al cuerpo diplomático a mirar un ballet y comer frente al Mar de Cortés.
La primera escala, tras la llegada a Puerto Peñasco, fue una rápida visita a los paneles solares instalados por la Comisión Federal de Electricidad y empresas privadas en el desierto de Altar. La planta fotovoltaica más grande de América Latina, la séptima más grande del mundo
, presumieron los funcionarios.
La diplomacia se tomó la foto y saludó a un dron de la SRE con los paneles solares como fondo. La planta, que comenzará a generar energía en abril próximo, es la primera de cinco que estarán distribuidas en distintos puntos de la entidad y que, en conjunto, dotarán de energía eléctrica a 2.5 millones de hogares, según informó José Antonio Fernández, director de planeación de la CFE.
¿Qué haces allá, Ken?
Esa fue la pregunta que hizo Marcelo Ebrard al dicharachero embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, visitante asiduo del Palacio Nacional.
El sombrerudo embajador se había ido hasta el fondo del avión.
Soy prensa
, bromeó, desde la última fila.
El anfitrión Durazo recibió a Ebrard al pie del avión y luego ambos esperaron, para la foto, al invitado importante: Salazar, ayer en papel de supervisor de un programa que será clave en la integración regional o que confirmará el papel de México como proveedor, según se le vea.
Antes del despegue en la Ciudad de México, Roberto Velasco, funcionario muy cercano a Ebrard, se tomó la foto sólo con los embajadores de EU y Canadá.
Luego de la breve visita a la planta, los invitados se dirigieron a la zona hotelera. En un auditorio repleto los representantes diplomáticos escucharon las intervenciones de Durazo, Ebrard y el representante de la CFE.
El primer punto de la exposición del gobernador fue la respuesta a una pregunta: ¿Cómo llegamos aquí?
Es decir, cómo se llegó a un plan que incluye energías limpias
y la nacionalización
del codiciado litio (mineral esencial para semiconductores y otras nuevas tecnologías).
Para responder la pregunta, Durazo presentó en la pantalla cuatro fotografías.
En la primera se ve a John Kerry, enviado especial de EU para el Cambio Climático, en el Palacio Nacional. Bajo la foto se lee: Octubre de 2022. Planteamiento y acuerdo regional
.
La segunda foto (noviembre de 2022) corresponde a la participación mexicana en la COP27, celebrada en Egipto.
La tercera foto fue titulada Compromiso trilateral
y muestra a los presidentes Joe Biden, Justin Trudeau y Andrés Manuel López Obrador en enero pasado, durante la llamada cumbre del T-MEC.
La cuarta fotografía acababa de ser tomada al cuerpo diplomático. Invitación a participar en la aplicación y beneficios del Plan Sonora
(no está muy claro dónde están los nichos de inversión de un proyecto hasta ahora bilateral en el cual el vecino del norte parece llevar mano).
Una lengua de litio de 20 kilómetros
El tamaño de la lengua desató la emoción de gobernador Durazo, quien presumió que Sonora es un estado minero por excelencia
(primer lugar en cobre, campeón en oro) y no mencionó nunca asuntos menores como los derechos de los pueblos (cosa que, curiosamente, sí hizo el funcionario de la CFE).
Quizá el tono más emocionado fue cuando se refirió al tamaño de la lengua de litio en Bacadéhuachi, en la Sierra Madre Occidental, donde la inglesa-china Bacanora Lithium tiene concesiones.
Ese yacimiento
, dijo el gobernador, “es una lengua de siete kilómetros de largo, 2.5 de ancho y 400 metros de profundidad (se conoce este último dato porque hasta ahí llegó la exploración). Sólo faltaron serpentinas y confeti cuando Durazo dijo que esa lengua
se extiende hasta un municipio vecino, ¡20 kilómetros!
Le brillaron más los ojos a Durazo cuando habló del aumento del precio del litio: pasó de 10 a 30, 50, ¡80 mil dólares la tonelada!
No creo cometer una infidencia
, siguió el gobernador, si digo que el presidente López Obrador ha abierto la posibilidad de que particulares se asocien con la empresa LitioMx, a condición de que toda la cadena de valor se establezca aquí en Sonora
.
Ebrard repitió la cifra que ofreció el pasado 20 de diciembre: se estima que la inversión en el citado plan, de estos tiempos a 2030, será de 48 mil millones de dólares. Y, ojo, en una primera etapa sólo participarán Estados Unidos y México.
El Plan Sonora es una síntesis regional del nuevo modelo de desarrollo del país
, resumió el canciller el sentido de la visita.
Y ayer el mundo fue invitado a los trazos de ese nuevo modelo aunque, por ahora, sólo a mirar.