Lima. Crecen las protestas exigiendo la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y elecciones este año. Este martes hubo una multitudinaria manifestación antigubernamental en Lima. También hubo movilizaciones en distintas regiones del país. “Ni un muerto más. Dina renuncia”, se lee en una gran banderola que un grupo de manifestantes llevan por las calles de la capital. Detrás de ellos se encolumna un nutrido grupo que camina coreando “El pueblo está luchando, Dina lo está matando”. Se unen con otros manifestantes. Al final de la tarde es una multitud la que ha tomado las calles del centro de la capital. Se agitan banderas peruanas, con los colores del arcoíris que identifican a los pueblos indígenas. Miles han llegado a la capital desde el interior del país para demandar la salida de la presidenta que después de más de medio centenar de muertos se niega a renunciar. Hace muchos años que el país no ve protestas de la magnitud que han alcanzado en los últimos dos meses.
Sangre Inca
Las protestas estallaron en el sur andino en diciembre luego de la destitución de Pedro Castillo y se han extendido al resto del país. Desde hace dos semanas han tomado protagonismo en Lima. Los pobladores del interior del país que han viajado a la capital para hacer escuchar su voz en las calles cercanas al Palacio de Gobierno y el Congreso, blancos de la ira popular, tienen rol protagónico en las movilizaciones en Lima. Hay una fuerte presencia de poblaciones andinas. Una multitud que ha llegado al centro de la ciudad caminando desde uno de los barrios del cordón de pobreza que rodea la capital camina coreando “Somos sangre Inca, no somos terroristas”. Una consigna que refuerza su identificación indígena y que responde a las acusaciones de terroristas que para desacreditarlos y criminalizaros les lanzan desde el poder político y mediático. En el centro de la ciudad se unen con otro numeroso grupo que girita “aquí están, estos son, los que siempre van a luchar”. Hay entusiasmo, convicción, decisión. “Dina, asesina, el pueblo te repudia”, “la sangre derramada, jamás será olvidada”, “fuera Congreso corrupto”, son otras consignas que retumban en el centro de la ciudad.
Fuertes contingentes policiales y tanquetas cortan el paso de varias calles en el centro de la ciudad. Impiden acercarse al Congreso y al Palacio de Gobierno. La represión ha sido constante y dura en cada una de las movilizaciones. En Lima y en el interior del país. Desde que comenzaron, las protestas han dejado 58 muertos. De ellos, 47 asesinados por las fuerzas de seguridad: 46 por disparos de la policía y el ejército, y uno por una bomba lacrimógena que un policía le disparó a la cabeza desde pocos metros. Esta última muerte ocurrió el sábado en Lima, la primera en la capital. El gobierno, la mayoría derechista del Congreso y los medios hegemónicos aplauden la represión y criminalizan las protestas. Al cierre de esta nota, la policía comenzaba a lanzar bombas lacrimógenas contra manifestantes.
Adelanto de elecciones
Mientras las masivas protestas tomaban una vez más las calles de Lima y otras ciudades, el Congreso suspendía por segundo día consecutivo el debate y votación del adelanto de elecciones para octubre de este año. Desde el lunes, legisladores negocian a puertas cerradas un acuerdo de consenso que asegure alcanzar los votos necesarios para aprobar el adelanto de elecciones. Para ello se necesitan 87 votos, dos tercios del Parlamento unicameral.
Elecciones en octubre de este año, en abril de 2024, en octubre pero condicionadas a que se haga simultáneamente un referéndum para una Asamblea Constituyente, no mover nada para que las elecciones sean en 2026, eran las diferentes posturas. Este martes circuló la versión de una posible propuesta para elecciones en diciembre de este año, como fecha de consenso. En ese caso, el cambio de gobierno sería en abril de 2024. Una propuesta que ya ha sido rechazada por las calles. En la noche del martes continuaban las arduas negociaciones entre los legisladores. Se anunció que el tema sería debatido y votado este miércoles.
La demora del Congreso para tomar una decisión en momentos críticos, con más de medio centenar de muertos, y la insistencia de buen número de legisladores de negarse a convocar elecciones este año como demanda la gran mayoría, revelan a un Congreso de espaldas a las calles. Una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que el Congreso tiene apenas 7 por ciento de aprobación y que 73 por ciento quiere elecciones este año. Los obstáculos para aprobar las elecciones adelantadas dejan como única salida para que eso se concrete la renuncia o destitución de Boluarte, lo que forzaría elecciones en seis meses. De acuerdo al sondeo del IEP, el 74 por ciento demanda la renuncia de Boluarte, lo que en el sur se eleva a 85 por ciento. Cada día su gobierno es más insostenible.