Jerusalén. Un aumento alarmante en la violencia entre israelíes y palestinos y las respuestas agudas de ambos lados están poniendo a prueba a la administración del presidente estadunidense Joe Biden mientras el secretario de Estado, Antony Blinken, visita Israel y Cisjordania esta semana.
Lo que ya se esperaba que fuera un viaje cargado de tensión por las diferencias entre la administración y el nuevo gobierno de extrema derecha del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ha vuelto significativamente más complicado en los últimos cuatro días tras una serie de incidentes mortales. Blinken llega el lunes después de completar una breve visita a Egipto que se ha visto eclipsada casi por completo por el deterioro de la situación de seguridad en Israel y Cisjordania.
Autoridades estadunidenses dicen que el tema principal de las conversaciones de Blinken con Netanyahu y el líder palestino Mahmud Abás será la “desescalada”. Sin embargo, Blinken llegará a Israel un día después de que el gobierno de Netanyahu anunciara una serie de medidas punitivas contra los palestinos en respuesta a un fin de semana de tiroteos mortales en los que atacantes palestinos mataron a siete israelíes e hirieron a otros cinco en Jerusalén. Esos tiroteos siguieron a una incursión israelí mortal en Cisjordania el jueves que mató a 10 palestinos, la mayoría de ellos milicianos.
Este enero ha sido uno de los meses más sangrientos en Cisjordania y el este de Jerusalén en varios años. Si bien el viaje de Blinken fue planeado hace semanas y seguirá a las visitas del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y del director de la CIA Willian Burns, será el acercamiento de más alto nivel de Estados Unidos con Netanyahu desde que regresó al poder el mes pasado y el primero desde el aumento de la violencia.
Por su parte, los funcionarios estadunidenses han criticado la decisión de Abás de suspender la cooperación de seguridad palestina con Israel a raíz de la redada en Cisjordania.
Antes de su reunión con Blinken, Netanyahu dijo el domingo que la respuesta de Israel no pretende exacerbar las tensiones.
“No buscamos una escalada, pero estamos preparados para cualquier escenario”, expresó Netanyahu en una reunión de gabinete. “Nuestra respuesta al terrorismo es mano dura y una respuesta fuerte, rápida y precisa”.
Los palestinos y algunos grupos de derechos humanos creen que las represalias israelíes, incluida la demolición de las casas de las familias de los atacantes, equivalen a un castigo colectivo y son ilegales según el derecho internacional.