Hace 60 años, Francia y Alemania sellaron su reconciliación y su compromiso con la paz mundial, con la firma del Tratado del Elíseo el 22 de enero de 1963. Cerrando una página dolorosa de su historia, y con la mirada puesta resolutamente hacia el futuro, los pueblos alemán y francés se volvieron aliados, socios y amigos. Nuestros gobiernos y sociedades trabajaron con total convicción hacia este objetivo. Estamos convencidos de que la paz puede y debe ser el único camino hacia el futuro, luego de que nuestros pueblos hayan vivido y sufrido la guerra demasiadas veces. Este concepto es hoy la base de la convivencia europea, una convicción fundamental que fue reafirmada recientemente con el Tratado de Aquisgrán en 2019.
Europa está en camino hacia una mayor integración, donde la responsabilidad común viene a completar y a enriquecer la soberanía nacional. Aquellos que respetan a su vecino, que dialogan, que guían sus acciones en torno al derecho y la justicia, ya no están en pie de guerra. Nosotros, autores de esta tribuna, nos acordamos de los tiempos –no tan lejanos– en que una visita al otro lado del río Rin requería horas de espera en la estación fronteriza; de las casas de cambio que todavía entregaban marcos alemanes o francos, divisas que perdían su utilidad una vez la frontera cruzada. Uno pensaría que son detalles, pero tanto la creación del espacio Schengen como la Unión monetaria europea fueron medidas históricas que significaron un gran paso adelante. Además, programas como Erasmus+ permiten a jóvenes de toda Europa y del mundo viajar, conocerse, convivir. Como modelo económico, político y social, la Unión Europea ha sido y continúa siendo una historia de éxito.
La amistad franco-alemana está basada en el entendimiento de que la reconciliación, el equilibrio y la confianza son fundamentales para una convivencia pacífica. Está basada en valores comunes: elecciones libres y democráticas, división de poderes, acceso a la justicia, a la educación, a la salud, igualdad de todos ante la ley, libertad de expresión y de los medios de comunicación, inclusión social. Estos valores no son solo franco-alemanas o europeos, también los compartimos con México. En el ámbito de los temas globales, trabajamos de la mano en el seno de las Naciones Unidas para proteger el medio ambiente, luchar contra el cambio climático y garantizar la igualdad de género.
Nos comprometemos con la defensa exigente del amplio abanico de los derechos humanos. Desde hace diez años, nuestras Embajadas en México otorgan el Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos Gilberto Bosques, que recompensa a personas u organizaciones mexicanas por su desempeño ejemplar en la defensa de los derechos humanos. Ayer, tuvimos el placer de reconocer la inmensa labor del galardonado para 2023: la Casa de las Muñecas Tiresias, un refugio fundado por Kenya Cuevas que brinda apoyo a las personas trans y lucha por una sociedad más tolerante hacia las poblaciones LGBTIQ+.
Al conmemorar el 60º Aniversario del Tratado del Elíseo, estos valores comunes adquieren un sentido aún más profundo para nosotros en un contexto marcado por el retorno de la guerra al continente europeo. Desde hace casi un año, el pueblo ucraniano sufre las devastadoras consecuencias de la guerra de agresión de Rusia contra su libre nación. Este conflicto, que es la continuación de la invasión del este de Ucrania y de la península de Crimea en el 2014, viola el derecho internacional y la soberanía de los Estados, con el que tanto nuestros dos países como México y la gran mayoría de la comunidad internacional están firmemente comprometidos. Reafirmamos nuestro apoyo a Ucrania. Esta guerra planteó grandes retos europeos y mundiales en los ámbitos de la seguridad alimentaria, la soberanía energética y la migración. Estos desafíos se están asumiendo gracias a una mayor cooperación –tanto europea como mundial– que hasta ahora nos ha fortalecido; continuaremos trabajando en este sentido.
Seguimos creyendo y apostando por un futuro social, inclusivo y pacífico, siguiendo la ruta trazada por los autores del Tratado del Elíseo. Esta ruta la eligió una gran mayoría de los países en el mundo, entre ellos México. Hoy, franceses y alemanes, sólo deseamos que la ruta que emprendimos juntos y con la que sellamos nuestra amistad el 22 de enero de 1963 esté también abierta a otros pueblos que aspiran a la libertad y a la democracia. Incluso a la Ucrania soberana.
*Jean-Pierre Asvazadourian, Embajador de Francia
*Wolfgang Dold, Embajador de Alemania