Buenos Aires. En un campo de la provincia argentina de Santa Fe, un ternero muerto yace a pocos metros de una vaca que colapsó unos días antes de inanición. El silencio que los rodea se rompe con el insistente balido de varias crías desamparadas.
“Esos terneros balan porque se les murió la madre”, dijo el productor agropecuario Gustavo Giailevra, mientras la víspera señalaba con resignación a los animales que en pocos días también perecerán por la falta de agua y forraje.
Su campo agrícola y ganadero, de unas mil 370 hectáreas y situado cerca de la localidad de Tostado, sufre los efectos de una sequía que en los últimos meses ha terminado con la vida de más de 300 animales.
No muy lejos, su hijo Pablo Giailevra se encontraba junto al cuerpo de un ejemplar de inseminación de raza Braford muerto junto a un tanque de agua que a estas alturas del año debería estar mucho más lleno.
“Murió hace dos días; (los animales) vienen a las aguadas; se chocan, se atropellan para tomar lo poco que hay de agua, se caen y no se paran más”, se lamentó el hombre, de 40 años.
Al tanque también acuden a beber zorros, pumas y jabalíes que no encuentran dónde hidratarse.
Miles de vacas muertas, cultivos de soya y maíz marchitos e incendios que amenazan los campos de la zona agropecuaria más rica de Argentina son los efectos de una sequía que se prolonga desde hace tres años por el efecto del fenómeno climatológico de La Niña y ha causado perjuicios económicos millonarios.
Al 10 de enero, cerca de 50 por ciento del territorio argentino sufre diferentes grados de sequía y unos 26 millones de cabezas de ganado vacuno -de las más de 54 millones que conforman la hacienda nacional- se encuentran en riesgo por la falta de pasto y agua en varias regiones, indicó un informe del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario.
En el campo de los Giailevra, especializado en la cría de terneros que se venden al resto del país, se esperaban las lluvias a mediados de septiembre y, cuatro meses después, no han llegado.
Toda el agua almacenada en perforaciones y represas se fue terminando y traer un camión cisterna no parece la solución, por el costo (unos mil 500 dólares) y el hecho de que se agota en un día.
Intentaron llevar su hacienda a pastar y beber a otros campos, pero, según afirmaron, a unos 350 kilómetros a la redonda “no consigues un lugar” porque lucen igual de dañados.
Cientos de hectáreas de algodón y pasturas están arruinadas por la sequía y, paradójicamente, a más de 100 kilómetros, se extiende el Paraná, uno de los ríos más caudalosos de Argentina que podría contribuir a resolver el problema.
En el departamento santafecino de 9 de Julio, del que Tostado es cabecera, de las 600 mil cabezas de ganado, al menos 400 mil sufren por la falta de agua, según Jorge Mercau, presidente de la Sociedad Rural de esa localidad.
En el norte de la provincia de Santa Fe, la ausencia de lluvias se ha traducido hasta ahora en la muerte de al menos 3 mil vacas, indicaron a su vez las autoridades provinciales.
Santa Fe y las provincias limítrofes de Entre Ríos y Córdoba concentran unos 10 millones de animales en áreas afectadas por la falta de lluvias y una cifra similar se encuentra en la de Buenos Aires, señaló el informe del Mercado Ganadero.
El perjuicio productivo es inevitable, con daños que se irán ponderando a medida que la hacienda vacuna vaya llegando al mercado, acotó el estudio.
Ante la extrema gravedad de la situación en estas provincias, que además están entre las más ricas en producción agrícola, el ministro argentino de Economía, Sergio Massa, prevé reunirse el viernes con las principales asociaciones de productores para buscar medidas que disminuyan el impacto de las pérdidas.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires ha estimado una merma de la cosecha de granos en el país- como la soja, girasol y el trigo-, trazando dos escenarios posibles según el grado de sequía, que provocará pérdidas de entre 11 mil millones y 15 mil 700 millones de dólares.
La misma entidad proyectó una disminución del valor de las exportaciones de entre 9 mil 226 millones y 14 mil 115 millones de dólares y, en consecuencia, una caída de la recaudación fiscal del Estado de hasta 4 mil 739 millones de dólares.
El riesgo de sequía alcanzó a 175 millones de hectáreas durante diciembre, con un incremento de 10 millones de hectáreas respecto del mes anterior, según un informe de la Dirección Nacional de Riesgo y Emergencia Agropecuaria, que indicó que el trienio 2020-2022 es el más seco registrado en el país.
Otra consecuencia de la falta de lluvias, las altas temperaturas y falta de humedad son los incendios recurrentes.
Focos de distinta intensidad afectan áreas forestales en al menos nueve provincias argentinas, según un informe difundido el jueves por el Servicio Nacional del Manejo del Fuego.
En la zona de la localidad de Barrancas, en la provincia de Santa Fe, los bomberos combatían el martes un foco que se propagó afectando a campos de cultivo.
El productor agrícola José Maulión, que tiene allí 3 mil hectáreas - parte de las cuales fueron afectadas por el fuego-, intentó contribuir a las tareas de extinción con su tractor.
Maulión dijo que, en sus 42 años, no recuerda una sequía como esta que ha producido un atraso en las cosechas y un daño inmenso a los cultivos.