Moscú. Al tiempo que el jefe del Estado ruso, Vladimir Putin, siguiendo la tradición de la Epifanía ortodoxa se sumergió este jueves tres veces en agua helada en algún sitio de las afueras de Moscú donde los creyentes, con la bendición de la Iglesia, debieron de hacer un agujero en el hielo de un río o lago congelados, de acuerdo con el relato de su vocero, Dimitri Peskov, éste, en nombre del Kremlin, y Dimitri Medvediev, una de las voces más estridentes del Consejo de Seguridad de Rusia, advirtieron que Estados Unidos y sus aliados al seguir entregando armas a Ucrania pueden desatar una hecatombe nuclear.
Ambos coincidieron en criticar la intención de los miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) de proporcionar nuevas y más modernas partidas de armamento a Ucrania, lo que se está debatiendo en estos momentos y que este viernes se va a concretar, de una u otra forma, en la reunión de ministros de Defensa en Alemania.
"Los grandes jefes militares abordarán mañana en la base (militar) de Ramstein de la OTAN su nueva táctica y estrategia, así como el envío de un nuevo lote de armas pesadas y armamento de ataque (para Ucrania)”, escribió Medvediev en su cuenta en Telegram como entrada de lo que en realidad quería decir:
“Y eso inmediatamente después del foro de Davos, donde unos juerguistas políticos y retrasados mentales repitieron como mantra: 'No habrá paz mientras Rusia no pierda'. Y a ninguno de esos patéticos personajes le vino al cerebro la conclusión elemental de que, en una guerra convencional, la derrota de una potencia nuclear puede acabar en hecatombe nuclear", lanzó el ex premier y ex presidente de Rusia.
Peskov, de su lado, respondió a lo dicho por el presidente ucranio Volodymir Zelensky en su participación por videoconferencia en el foro de Davos en el sentido de que no sabe si Putin está vivo y si hay alguien con quien entablar negociaciones en Rusia: “Claro que Rusia y Putin son un gran problema para la Ucrania de hoy y para el régimen de Zelensky, que preferirían que Rusia y Putin no existieran... Pero existen y existirán”, subrayó.
Para el portavoz del Kremlin, “mientras más pronto el régimen ucranio se muestre dispuesto a cumplir las condiciones de Rusia, más pronto terminará todo y el pueblo de Ucrania podrá acometer la reconstrucción tras la tragedia que causó el régimen de Kiev”.
Peskov no precisó en esta ocasión cuáles son las condiciones que exige Rusia, pero son harta conocidas. De las recientes intervenciones de su jefe, Vladimir Putin, y de otros altos funcionarios rusos se infiere que a día de hoy esa especie de ultimato es inadmisible para el gobierno de Zelensky: la capitulación incondicional de Ucrania, lo que implicaría reconocer la pérdida de cerca de 20 por ciento de su territorio (la península de Crimea, desde 2014, y las cuatro regiones de reciente anexión a la Federación Rusa en septiembre anterior).
Tanto Medvediev como Peskov quisieron que se escuchara la voz de Rusia la víspera de un día crucial para Ucrania, en el que espera que Estados Unidos y sus aliados le proporcionen el armamento –tanques y carros blindados, así como sistemas de lanzamiento de misiles a más de 150 kilómetros de distancia– que demanda para una eventual ofensiva en primavera.