Morelia, Mich. Verónica Villaseñor, madre de la educadora Jessica González, asesinada en septiembre de 2020 en la capital michoacana, aseguró que la lucha que inició hace más de dos años ha dejado en evidencia que se requiere de reformas a las leyes penales, lo que demuestra el grave deterioro del sistema legal. Dijo que está previsto que en una semana se dicte sentencia al presunto feminicida Diego Urik, comentó.

“Tenemos leyes estúpidas, no puedo creer que el asesino de mi hija se haya sentado a decir tantas mentiras, es una burla para los jueces, la sociedad y para nosotros como familia, eso me dolió, pero lo que más miedo me dio fue ver lo quebrantado que está el sistema de justicia”, apuntó.

La señora Villaseñor se refirió a lo que dijo Diego ante el juez el pasado 11 de enero, en el que se declaró inocente y acuso a la Fiscalía de haber actuado en su contra.

“Nos tomó seis meses recabar al menos 100 pruebas que hemos presentado y más de dos años en juicio y está totalmente probada la responsabilidad del acusado. Esperamos la sentencia máxima y una pena ejemplar”, enfatizó la mamá de Jessica.

El sistema está creado para cederle ventajas a los delincuentes, que se suman a los recursos financieros con los que cuentan, a través de un proceso penal que se ha alargado durante dos años tres meses, es decir, “tenemos un sistema fallido porque es el único caso que se ha tardado tanto”, dijo.

En tanto, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla comentó que la valentía de Verónica Villaseñor ha puesto en evidencia todo el sistema de Justicia en Michoacán, al que ha descrito como un cuerpo con graves daños. Dijo que la señora Villaseñor ha enfrentado un tema muy tortuoso, de “largas” en el proceso Judicial de su hija, ante un evidente aparato burocrático. Agregó la defensa del inculpado ha intentado, alargar el proceso, tratando de encontrar resquicios y errores que cometa la autoridad para cansar a las víctimas.

Los amigos de Diego Urik han señalado detalles de cómo la noche del 21 de septiembre de 2020, el acusado intentó ocultar evidencia para ocultar los restos de Jéssica en la zona sur de Morelia conocida como Altozano, donde tenía su domicilio. En la ropa de este joven que tenía poco más de 18 años encontraron rastros de sangre de la víctima en una de sus playeras incautadas, entre otras muchas pruebas que han sido presentadas.