Ante una esperada recesión en Estados Unidos, que tendrá un efecto en México, no hay señales de que la política económica esté interesada en atenuar un choque, declaró Ernesto O'Farril Santoscoy, presidente de la Comisión de Análisis Económico del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP).
Al reportar el índice mexicano de confianza económica (IMCE), destacó que éste terminó con su mejor registro en el año, al alcanzar 73.54 puntos, aunque descendió 1.86 por ciento respecto al dato de diciembre de 2021, y en gran parte se debe al deterioro en las perspectivas a mediano plazo.
En conferencia de prensa del IMCP, O'Farril Santoscoy explicó que al consultar a los contadores públicos sobre la perspectiva de la economía en la situación actual, el indicador se redujo 0.38 por ciento, pero la perspectiva a seis meses lo hizo en hasta 3.43 por ciento.
Lo anterior puede reflejar que no ahora, pero si en el corto-mediano plazo se espera un deterioro en la economía como resultado de varios factores: la espiral que acumula la inflación, una posible recesión en Estados Unidos que amplíe su efecto en México, la pérdida de confianza por parte de los empresarios y la falta de Estado de derecho, enumeró el presidente de la Comisión de Análisis Económico del IMCP.
La inseguridad es el factor que más se repite como el principal freno al crecimiento en México. A éste le siguen la corrupción y la competencia desleal. Pero más allá de estos factores estructurales, no hay fomento vía la banca de desarrollo ni otro aspecto en la política económica que busque atenuar una caída de la economía en 2023, explicó.
Por su parte, Rolando Silva Briceño, vicepresidente de Apoyo a Federadas del IMCP, advirtió que el incremento de vacaciones que entró en vigor este año puede desincentivar la contratación formal, por el encarecimiento de los costos laborales.
De entrada la prima laboral base se duplica, al pasar el mínimo de vacaciones de 6 a 12 días, pero de ahí se encarecen en cascada los costos de la seguridad social que pagan los patrones, pese a que la normativa en México todavía se encuentra lejos de las recomendaciones internacionales, que es de 18 días mínimos de descanso, abundó.