Ciudad de México. El peso prolongó su tendencia al alza frente a la divisa estadunidense y alcanzó este jueves un nuevo máximo en tres años, en 18.8476 unidades por dólar spot, una vez que se afianzó la confianza de los inversionistas globales, tras el descenso de la inflación en Estados Unidos a 6.5 por ciento interanual en diciembre, su mínimo en más de un año.
La moneda mexicana se apreció este jueves 0.54 por ciento, equivalente a 10.22 centavos, nivel no visto desde el 21 de febrero de 2020 (18.8590 por dólar).
De acuerdo con datos del Banco de México, la paridad peso-dólar operó entre un máximo de 18.9340 unidades y un mínimo de 18.8290. Al cierre de este jueves, la moneda nacional acumula una ganancia en el año de 3.4 por ciento frente a su similar estadunidense, equivalente a 66.13 centavos.
Lo anterior en un contexto de debilidad del dólar a nivel mundial, pues su índice DXY, que mide su comportamiento frente a una canasta de seis monedas internacionales, se depreció 0.93 por ciento, a 101.968 unidades.
En línea con lo que esperaba el consenso del mercado, Estados Unidos, principal socio comercial de México, registró una inflación de 6.5 por ciento en 2022, su tasa anual más baja desde octubre de 2021, dato que empujó las apuestas a la moderación del incremento de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) de 0.25 puntos porcentuales y, por consiguiente, otros bancos centrales podrían seguir al estadunidense y moderar la velocidad del encarecimiento del crédito.
Ahora, los inversionistas analizan si la Fed aplicará un aumento de 0.25 o 0.5 puntos porcentuales al precio del dinero el próximo primero de febrero; la tasa de referencia está entre 4.25 y 4.50 por ciento.
Al parecer la balanza se está inclinando a que la dosis sea de un cuarto de punto, lo que daría pie a que otros bancos centrales bajen el ritmo de alzas de tasas, como el de México, que podría aplicar un incremento a la tasa de referencia similar a la de su homólogo estadunidense, prevén analistas.
Gasolina y alimentos
En términos mensuales, los precios del consumo en Estados Unidos bajaron una décima debido al abaratamiento de la gasolina, que llegó a registrar incluso una caída de 1.5 por ciento interanual. Lo anterior en un momento en el que se observa de cerca si las alzas en las tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) tienen efecto en la contención de los precios.
La inflación subyacente, que excluye en el cómputo los precios de la energía y de los alimentos para consumir en casa, también descendió, aunque lo ha hecho más ligeramente. Ha pasado de 6 por ciento en noviembre a 5.7 por ciento al cierre de año.
La subida de los precios de los alimentos se frenó, pero aún sigue a tasas muy elevadas. La compra para comer en casa subió 11.8 por ciento en los últimos 12 meses, mientras los alimentos fuera del hogar se encarecieron 8.3 por ciento interanual.