Moscú. Mientras continúan los combates en Soledar, el empresario Yevgueni Prigozhin, quien suele presumir de su amistad con el presidente Vladimir Putin, sufrió este miércoles un nuevo revés por parte de otros miembros del entorno del mandatario ruso al lograr que éste desplazara al general Serguei Surovikin, como comandante en jefe de las tropas rusas en Ucrania, y nombrara en su lugar al general Valeri Guerásimov, principal adversario político del jefe de los mercenarios del grupo Wagner.
Guerasimov, quien mantendrá el cargo de jefe del Estado Mayor del ejército ruso, tendrá tres segundos: los generales Oleg Saliukov, titular de las tropas de infantería, Aleksei Kim, subjefe del Estado Mayor del ejército, y el propio Serguei Surovikin, en calidad de jefe de las fuerzas aéreas y espaciales.
Para el prestigio de Surovikin es un duro golpe y su destitución como comandante en jefe en Ucrania confirma que Putin está descontento con él por haber permitido el repliegue en Jersón, a la vez que da la razón a Yuri Kovalchuk y otros magnates que respaldan a Guerasimov como militar de mayor rango y, por extensión, al titular de la cartera de Defensa, Serguei Shoigu, un nombramiento político.
Las gota que rebasó el vaso de la paciencia presidencial pudo haber sido el precipitado anuncio de Prigozhin –con foto en algún lugar de Soledar incluida, rodeado de combatientes del grupo de mercenarios Wagner que financia–, de que esa localidad de Donietsk “ya está en nuestras manos”.
El general Igor Konashenkov, único vocero oficial del ejército ruso y subordinado de Guerasimov, desmintió este miércoles a Prigozhin, en su rueda de prensa diaria, al afirmar categórico: “Las unidades de élite de las tropas de desembarco aéreo del ejército ruso bloquearon por el sur y el este Soledar, continúan los cruentos combates, calle por calle, de las unidades de asalto, mientras el ejército ruso bombardea las posiciones del enemigo”.
Hacia el mediodía, en representación del ministerio de Defensa ucranio, la viceministra Anna Maliar también ofreció una versión distinta a la de Prigozhin al informar que “en Soledar continúan duros combates. Después de sufrir numerosas bajas, el enemigo por enésima vez cambió sus unidades, aumentó el número de combatientes del Grupo Wagner, trata de romper la línea de defensa de nuestras tropas y tomar el control completo de la localidad, pero sin éxito”.
Hay quien piensa que la cúpula castrense, respaldada por magnates más cercanos a Putin, se interpuso en los planes de Prigozhin de quedarse –como premio por el servicio prestado frente a la “inoperancia” de los militares–, con los yacimientos de sal de la más alta calidad, cuyas reservas estimadas llegarían a más de 5 mil millones de toneladas, suficientes para unos 700 años, de acuerdo con datos proporcionados este miércoles por Viktoria Skripnik, geóloga en jefe del consorcio Artiomsol.
La especialista no duda al afirmar que ni Ucrania ni Rusia podrían utilizar con fines bélicos, en las condiciones actuales, los corredores subterráneos de sus minas, que se encuentran en una superficie de 200 kilómetros cuadrados, cuando todos los aparatos que garantizaban el funcionamiento debajo de la tierra están desmantelados y no hay la indispensable ventilación.
Mientras el general Guerasimov y Prigozhin, se disputan el mérito de conseguir el primer triunfo militar ruso en los seis meses recientes, no es claro –más allá de que la resistencia en Soledar sólo permite ganar tiempo– cuál será el paso que dé el mando del ejército ucranio.
Los expertos tienen opiniones divididas. Todos coinciden en que Ucrania está formando y entrenando varias unidades militares con reclutas que, inicialmente, pensaba ubicar en tres regiones, pero a la luz de los intensos ataques rusos en Soledar, unos creen que parte de ese contingente de refuerzo podría ser dirigido hacia Bakhmut, de igual manera que ahora las tropas rusas que se replegaron de Jersón, tras descansar y recibir nuevos reclutas, están combatiendo en Donietsk.
Otros, están convencidos de que serán utilizados para reforzar el norte de Ucrania ante una eventual ofensiva contra Kiev desde Bielorrusia, basándose en que del 16 de enero al primero de febrero están programadas ahí maniobras tácticas de vuelo ruso-bielorrusas y, en un aeródromo cerca de Minsk, según testimonios en las redes sociales, aterrizaron este miércoles 12 helicópteros Mi-8, así como helicópteros artillados Mi-24 y Ka-52, algunos marcados con la letra “Z”, distintivo de las tropas rusas que invadieron Ucrania el 24 de febrero del año pasado.
Y los restantes estudiosos de las eventuales estrategias bélicas sostienen, como ejercicio hipotético, que Ucrania, si pierde Soledar y Bakhmut, podría utilizar esos refuerzos para lanzar una ofensiva en Lugansk.