Moscú. Con motivo de la Navidad ortodoxa, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó este jueves al ministro de Defensa, Serguei Shoigu, declarar un alto el fuego durante 36 horas desde el mediodía de este viernes, hora de Moscú, en toda la línea del frente en Ucrania, informó el Kremlin.
Según el comunicado, Putin –que se dice profundamente creyente– accedió a la petición que le formuló, este mismo viernes, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, de establecer una tregua de día y medio para que los feligreses puedan celebrar el sábado la Navidad, que para los ortodoxos corresponde al 7 de enero de acuerdo con el calendario juliano.
Así lo indica el documento: “En vista de que en la zona de combates reside un gran número de personas que profesan la religión cristiana ortodoxa exhortamos a la parte ucrania a declarar un régimen de alto el fuego para que todos puedan asistir a los templos la víspera (la Nochebuena del viernes) y el día de Navidad (el sábado)”.
En efecto, por la mañana se difundió un mensaje del máximo jerarca de la Iglesia Ortoxa Rusa en el que pide a “todas las partes involucradas” establecer una tregua navideña: “Yo, Kiril, Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, pido a todas las partes involucradas en este conflicto fratricida decretar un alto el fuego durante la celebración de la Navidad”.
Es la primera vez, en más de diez meses de guerra, que el titular del Kremlin accede a establecer una breve tregua, pero no es claro que ésta se produzca, aunque tan sólo sea para 36 horas, en caso de que Ucrania no haga lo propio.
El primer comentario a la petición del Patriarca Kiril desde Kiev vino por parte del asesor de la Oficina de la Presidencia ucrania, Mykhailo Podolyak, en funciones de vocero extraoficial, y no resultó muy favorable al calificarla de “trampa cínica y elemento de propaganda”.
Ahora, el presidente Volodymir Zelensky tiene que mover ficha en este tablero virtual de buenas intenciones que de ninguna manera son unilatareles y dependen de lo que haga el contrincante: si acepta la propuesta, es quedar mal ante su clientela al reconocer una noble iniciativa del rival; si no lo hace, es dar motivos a que el adversario lo descalifique como un insensible.
En las batallas de declaraciones que se libran de modo paralelo a las reales, en los campos de batalla, este mismo viernes Putin, por enésima vez, dijo estar dipuesto a negociar la paz si Ucrania “acepta las nuevas realidades territoriales”.
Es una variedad de lo que ha venido diciendo en el sentido de que la paz llegará sólo cuando Kiev acepte las condiciones de Moscú, que a día de hoy son inaceptables para Zelensky o cualquier otro que llegue a ocupar la presidencia ucrania: renunciar, definitivamente, a casi 20 por ciento de su territorio, juntando Crimea con las cuatro regiones anexionadas en septiembre, el corredor terrestre que el Kremlin quiere para unir la península con lo que considera el resto del territorio ruso.
Putin se volvió a mostrar favorable a “negociar”, bajo las condiciones que él ponga, en una conversación telefónica con su colega turco, Recep Tayyip Erdogan, quien le llamó para sondear –en el contexto favorable de la Navidad ortodoxa– la posibilidad de retomar las negociaciones para un arreglo político de la guerra en Ucrania.
Turquía intenta tener un papel protagónico un año en el que habrán elecciones cruciales para el futuro político de Erdogan, además de seguir siendo una especie de puente de diálogo entre Rusia y Occidente, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) incluida, de la cual es miembro.
El Kremlin, en la breve nota de prensa que distribuyó sobre la conversaciones de los mandatarios, destacó: “A la luz de la disposición manifestada por el presidente Recep Tayyip Erdogan para la mediación de Turquía hacia un arreglo político del conflicto, Vladimir Putin de nuevo confirmó que Rusia está abierta a un diálogo serio, siempre y cuando las autoridades de Kiev cumplan nuestras exigencias, bien conocidas y muchas veces formuladas, así como acepten las nuevas realidades territoriales”.