Edson Arantes do Nascimento Pelé ha dejado la cancha de su último partido, el de la propia vida. El triple campeón del mundo con Brasil, falleció este jueves a los 82 años de edad a causa de un cáncer, informó en redes sociales su hija, Kely Nascimento.
GALERÍA: Falleció Pelé, el rey brasileño del futbol
“Todo lo que somos es gracias a ti, te amamos infinitamente. Descanse en paz”, publicó Kely en Instagram con una foto en la cual se ven entrelazadas las manos de la familia de Pelé con las del ex jugador.
Después de varias semanas internado por un problema respiratorio, se complicó su estado por un cáncer de colon que padecía y por problemas renales y cardiacos. Murió en un hospital de Sao Paulo rodeado de su familia, quienes mostraron imágenes unos días antes para detener las especulaciones de su fallecimiento
Pelé inauguró la era del futbol hermoso, un acto lúdico y alegre en el que la belleza y la potencia atlética se combinaron como en una partitura. El Mozart del futbol, lo llamaron los europeos cuando los asombró en las Copas Mundiales donde Brasil emergió como campeona indiscutible en Suecia 1958 y Chile 1962. Y en México 1970, la reivindicación, madurez y clímax del Rey, donde logró junto a sus compañeros hacer del futbol “un oasis de belleza y esperanza”, como lo describiera el compositor Gilberto Gil en el documental dirigido por David Tryhorn y Ben Nicholas.
Edson Arantes do Nascimento, verdadero nombre de ‘Pelé’, es levantado en hombros por sus compañeros después de ganar la final de la copa del Mundo contra Italia 4-1 en el Estadio Azteca, de la Ciudad de México, durante el Mundial México 70, el 21 de junio de 1970. Foto Ap
A partir de la irrupción de un niño brasileño, negro y pobre al planeta del futbol inició una mitología, el héroe de los arrabales que conquista la cima.
“Un símbolo de la emancipación brasileña”, agregó Gil.
Fue el primer futbolista global. Brasil fue conocida como nunca a través de la embajada del futbol que representó el Rey. Esa popularidad también inauguró la era de la mercantilización del balompié, cuando se descubrió que la creciente popularidad de las estrellas podía servir de manera lucrativa para vender cuánto bien de consumo fuera posible.
Y al mismo tiempo, O Rei tuvo sus contradicciones y críticas entre quienes consideraron que su mayor interés era aumentar su riqueza personal. Eso y su falta de compromiso político para aprovechar su influencia a favor de causas colectivas y progresistas. En su país criticaron su indiferencia, cuando no de un servilismo vil, con la dictadura de Emilio Garrastazu Médici (1969-1974), quien asistía al Maracaná a mirar partidos con la radio de transistores al oído. Una imagen que fue utilizada como propaganda en ese régimen.
La leyenda del futbol brasileño Edson Arantes do Nascimento, conocido como ‘Pelé’, sostiene la antorcha olímpica en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, Brasil, el 13 de junio de 2004. Foto Afp
“El futbol es la patria, el poder es el futbol: Yo soy la patria, decían esas dictaduras militares”, escribió Eduardo Galeano en El futbol a sol y sombra (Siglo XXI, 2008).
Pelé además fue el primer acumulador de cifras desbordadas y récords. El primero en anotar mil goles y cuya marca cerró en mil 283 dianas en mil 367 partidos en ochenta países.
Cuando ha salido por fin campeón el argentino Lionel Messi en Qatar 2022 y a do años de la muerte de Diego Maradona (25 de diciembre de 2020), la figura de Pelé cobra nuevos significados. Llegó después de Alfredo di Stéfano y antes de Johan Cruyff, pero el Rey inauguró en un mismo ser humano el futbol como forma de arte, el éxito deportivo arrollador, el lucro de la personalidad y la consagración como ídolo del deporte.
En un segmento del programa que tuvo Maradona hace más de una década, reconoció que su sueño era pelotear con Pelé. Ahí, como invitado de lujo, cabecearon durante un momento mientras el brasileño se preguntaba entre risas: “¿Cuándo va terminar eso? ¿Nunca?”. Ese intercambio hoy parece eterno.
Pelé, durante la inauguración de una exhibición sobre su vida titulada King's Marks, en Brasilia, Brasil, el 25 de junio de 2008. Foto AP