Jerusalén. Israel deportó a Francia a un abogado y activista palestino, según las autoridades, pese a las objeciones del gobierno francés y con el argumento de que tiene lazos con un grupo armado ilegalizado.
La expulsión de Salah Hammouri subrayaba la delicada situación de los palestinos en Jerusalén Este, una zona anexionada por Israel donde la mayoría dispone de derechos revocables de residencia pero no tiene ciudadanía israelí. El incidente podría dar pie a una disputa diplomática con Francia, que había pedido varias veces a Israel que no expulsara al activista.
El ministro israelí del Interior, Ayelet Shaket, anunció la deportación en un breve comunicado.
“Me alegro de anunciar que hoy se hizo justicia y el terrorista Salah Hammouri fue deportado de Israel”, indicó en una declaración en video.
Hammouri nació en Jerusalén, pero tiene nacionalidad francesa.
Israel acusa a Hammouri de pertenecer al Frente Popular para la Liberación de Palestina, un grupo designado como organización terrorista. Ha trabajado como abogado para Adameer, un grupo de derechos que asiste a prisioneros palestinos y que Israel ha prohibido por supuestos lazos con el FPLP.
Hammouri pasó siete años en prisión tras ser condenado por una supuesta trama para asesinar a un destacado rabino, pero fue liberado en un canje de prisioneros en 2011 con el grupo armado Hamas. No ha sido condenado en el último proceso en su contra.
Sin embargo, Israel afirmó que había continuado sus actividades con el grupo ilegalizado y el pasado marzo le colocó en detención administrativa, lo que permite a Israel retener a detenidos durante meses sin presentar cargos en su contra ni enviarles a juicio. Hammouri no fue acusado en ese proceso, pero Shaked ordenó la expulsión al expirar su orden de detención.
El Ministerio francés de Exteriores condenó la deportación de Hammouri después de que aterrizara en París y dijo haber tomado “plenas acciones, incluso al nivel más alto del estado, para asegurar que se respetan los derechos del señor Salah Hamouri, que se beneficia de todas las opciones legales y que puede llevar una vida normal en Jerusalén, donde nació, reside y desea vivir”.
El grupo israelí de derechos humanos HaMoked, que ha defendido a Hammouri, condenó la expulsión del domingo. Se había fijado una vista sobre el caso el 1 de enero, y en un primer momento no estaba claro cómo había podido Israel adelantar la deportación.
“Deportar a un palestino de su patria por falta de lealtad al estado de Israel es un peligroso precedente y una burda violación de los derechos fundamentales”, dijo la directora del grupo, Jessica Montell. “HaMoked seguirá luchando contra esta ley anticonstitucional”.
Hammouri era uno de los seis activistas de derechos humanos que tenían su celular infectado con software espía de la firma israelí NSO Group, según descubrieron el año pasado investigadores independientes de seguridad.
Se desconoce quién pusó el software en los celulares. Israel dice que el empleo de la herramienta espía de NSO no está relacionado con la designación de Adameer como grupo terrorista y otros cinco grupos palestinos de derechos. Israel ha presentado pocas pruebas que respalden la designación de terrorismo, que según grupos palestinos pretende silenciarles y dejarles sin financiamiento.
Israel capturó Jerusalén este, donde se encuentran los lugares de culto más importantes de la ciudad, en la Guerra de Oriente Medio de 1967 y se anexionó la zona en un gesto sin reconocimiento internacional. El país considera toda la ciudad como su capital, mientras que los palestinos reclaman Jerusalén Oriental como capital de un estado futuro.
Mientras que los judíos tienen derecho a la ciudadanía automática, los palestinos obtienen la residencia. Eso les da libertad de movimiento, les permite trabajar y les da acceso a los servicios sociales israelíes, pero no pueden votar en las elecciones nacionales. Los derechos de residencia pueden retirarse si se determina que un palestino vive fuera de la ciudad durante un tiempo prolongado o en algunos casos de seguridad.
Los palestinos pueden pedir la ciudadanía. Pero pocos lo hacen porque no quieren que parezca que aceptan lo que ven como una ocupación. Los que lo intentan encuentran un proceso largo y burocrático.
Menos de 20 MIL palestinos en Jerusalén, en torno al 5% de la población, tienen ciudadanía israelí, según indicó este año el diario Haaretz, y apenas el 34% de las solicitudes se aceptan. El medio citó información del Ministerio del Interior entregada por Shaked a una investigación parlamentaria.
No estaba claro si Francia aceptaría a Hammouri. El Ministerio de Exteriores ha dicho que “debe poder ejercer todos sus derechos y llevar una vida normal en Jerusalén, su lugar de nacimiento y residencia”.