Doha. Vestido con una túnica negra, típica del mundo árabe, Lionel Messi alzó la Copa del Mundo este domingo en el estadio de Lusail en Doha, donde Argentina venció en penales a Francia (4-2, tras empatar 3-3) en una final de leyenda.
El 10, considerado el mejor jugador del torneo, hizo estallar en júbilo al majestuoso estadio catarí, donde buena parte de los 88.966 asistentes hicieron fuerza para que ganara su primer título mundial, el tercero de Argentina.
"¡La concha de tu madre, somos campeones del mundo!", dijo un Messi dichoso desde un micrófono del recinto deportivo minutos antes de acudir a la premiación.
El 10 saludó con esa típica frase argentina, no exenta de connotaciones negativas, a los miles de hinchas de la Albiceleste que ondeaban camisetas y celebraban el título del equipo de Lionel Scaloni.
Messi lució radiante al hablar por los parlantes y a la vez inquieto en la grama del estadio de la capital catarí, abrazándose con su compañeros y familiares.
Su esposa Antonela Roccuzzo y sus hijos Thiago, Mateo y Ciro se le juntaron en la celebración en el césped, ambientada con cumbia villera.
El gran amigo de Leo, el ex delantero Sergio Kun Agüero, también estuvo en los festejos, cargando la copa ante los aplausos de sus ex compañeros de selección.
Scaloni, el volante Ángel Di María y el portero Emiliano Martínez, que detuvo el penal de Kingsley Coman en la definición desde el punto blanco, no podían contener las lágrimas.
Al recoger el trofeo del mejor jugador de torneo, Messi tuvo su primer encuentro con el trofeo, llevado a un atril por Nery Pumpido y Sergio Checho Batista, campeones junto a Diego Armando Maradona en México-1986.
El 10 acarició la Copa dorada y, antes de seguir para una sesión de fotos, la besó tímidamente, provocando una ovación.
Argentina recorrió una montaña rusa en una final de leyenda: se fue adelante 2-0 en el primer tiempo con tantos de Messi y Di María.
Francia empató a falta de diez minutos para el final con un doblete de Kylian Mbappé.
En la prórroga, Messi aventajó otra vez, pero el 10 francés le dio otra vida a los campeones defensores al enviar el juego a la definición desde los once pasos.
Allí, los cuatro cobradores argentinos, incluida La Pulga, anotaron para darle el tercer título mundial a la Albiceleste, tras los alzados en 1978 y 1986.