Montreal. Altos funcionarios que participan en las cruciales negociaciones de la conferencia de biodiversidad de la ONU en Canadá dijeron el sábado que confiaban en lograr un acuerdo para salvar la naturaleza.
Los observadores habían advertido que las conversaciones de la COP15 destinadas a sellar un "pacto de paz por la naturaleza" corrían el riesgo de fracasar por desacuerdos sobre cuánto deben aportar los países ricos para salvar los ecosistemas de las naciones en desarrollo.
Pero el ministro de Medio Ambiente de China, país que preside la cita, se dijo el sábado "muy confiado" de que los delegados conseguirán adoptar un marco común de acción antes del final de la cumbre el lunes.
"Estoy muy confiado en que seremos capaces de mantener nuestras ambiciones y lograr un consenso", dijo a periodistas Huang Rinqiu.
Su homólogo canadiense, Steven Guilbeault, se hizo eco de su declaración: "Hemos logrado un progreso tremendo... No sé cuántos de nosotros pensamos que podríamos llegar allí", declaró.
Las negociaciones duran oficialmente hasta el 19 de diciembre, pero podrían extenderse si fuera necesario.
Está en juego el futuro del planeta: si la humanidad puede hacer retroceder la destrucción del hábitat, la contaminación y la crisis climática que amenazan con la extinción de aproximadamente un millón de especies de plantas y animales.
El texto final debe ser una hoja de ruta para los países hasta 2030, después de que el último plan de 10 años firmado en Japón no lograra ninguno de sus objetivos, algo atribuido a la falta de mecanismos de monitoreo de su implementación.
Los más de veinte objetivos que se debaten incluyen un compromiso fundamental para proteger el 30% de los espacios terrestres y marítimos, una meta que se compara con el compromiso del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global en un tope de 1,5 ºC.
- El dinero importa -
También se discute sobre la reducción de los subsidios agrícolas dañinos del medio ambiente, obligar a las empresas a monitorear y divulgar sus impactos en la naturaleza y establecer políticas sobre las especies invasoras, entre otras cuestiones.
Los representantes de las comunidades indígenas, que salvaguardan el 80% de la biodiversidad, quieren que su derecho a la administración de sus tierras se consagre en el acuerdo final.
La cuestión de cuánto dinero enviará los países del norte a los del sur, que albergan la mayor parte de la biodiversidad del mundo, se ha convertido en el mayor punto de conflicto.
Los países en desarrollo dicen que las naciones avanzadas se han enriquecido a costa de la explotación de sus recursos y que es hora de que les paguen para preservar sus ecosistemas.
Varios países han anunciado nuevos compromisos, tanto en la COP como recientemente. La Unión Europea prometió 7.000 millones de euros (USD 7.400 millones) hasta 2027, el doble de su compromiso anterior.
Pero estos compromisos aún están muy por debajo de lo que los observadores dicen que se necesita y de lo que buscan los países en desarrollo.
Brasil, en nombre de un numeroso grupo de países en desarrollo, pide 100 mil millones de dólares anuales, diez veces más de los fondos que aportan en la actualidad.
Si la ayuda internacional se entrega a través de un nuevo fondo, de un mecanismo existente llamado Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), o una solución intermedia que involucra un nuevo dentro del FMAM, aún está en debate.
Más de tres mil científicos publicaron una carta abierta pidiendo una acción inmediata para detener la destrucción de los ecosistemas.
"Nos debemos esto a nosotros mismos y a las generaciones futuras, no podemos esperar más", dijeron.