Ciudad de México. César Saldívar, el afamado fotógrafo del cine español
, como lo llaman en Madrid, deja un momento la cámara, a la que se ha entregado durante 25 años, para incursionar en la literatura; en México, presenta su libro de cuentos Del caos nacen las estrellas, poblado de personajes irreverentes, con una prosa límpida, hecha de instantes que cortan como una navaja y hieren
, comenta el escritor Pedro Ángel Palou en la contraportada del volumen.
En entrevista con La Jornada, el autor explica que su primer oficio es, precisamente, el que alimenta al escritor, porque mi yo fotógrafo es un veterano, un hombre solitario que cree en la luz, mientras el escritor es un hombre romántico, un joven que tenía muchas ganas de salir, pero no lo dejaba porque tengo mucho respeto por ambas ocupaciones, a las que hay que entrar siempre con sensibilidad y humildad
.
Reconoce que no fue fácil asumirse fotógrafo, “me tomó tiempo; tengo 15 libros publicados en Europa, pero fue hasta el quinto cuando empecé a decir: ‘Soy fotógrafo’, pues antes sólo decía: ‘Hago fotografía’.
Este es mi cuarto libro de relatos breves, pero considero que es el más importante porque es el primero mexicano (editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, UANL) y el más grande, con 29 cuentos que van solos, se mueven entre ellos, tienen vida propia.
Saldívar nació en Monterrey, Nuevo León, nacionalizado español. Su vida transcurre entre ambos países, donde ha tenido la oportunidad de hacer emblemáticos retratos de personalidades como Pedro Almodóvar, Chavela Vargas, Javier Bardem y Carlos Fuentes, de quien presentó una exposición en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
“Cuando sentí que había conseguido un espacio importante en la fotografía española, entendí que tenía que seguir haciendo cosas, pero la foto digital no me hace sentir lo que la analógica. Entonces fue cuando reconocí que tenía mucho tiempo posponiendo el comenzar a escribir.
Hice una nueva apuesta y ahora me estoy reciclando. En la escritura hay otro tipo de libertad y pudores. Si en la fotografía tengo ciertas limitantes propias del modelo, del tema o del espacio donde se exhiben las imágenes, al escribir no lo hago movido por el deseo de publicarlo, sino que se trata de una necesidad.
Saldívar cuenta que cuando escribe lo hace muy rápido, “lo primero que me aparece es la historia esencial, luego el personaje y luego el nombre. Cuando esto ocurre ya lo conozco, pero nunca sé hacia dónde va. Mis cuentos y protagonistas no están basados en investigaciones ni entrevistas ni son el caso de nadie; surgen de mi imaginación, por eso los tengo que atrapar muy rápido en el teclado. Luego hay que pulir, pero la historia sale rotunda.
Adoro la velocidad, las curvas y cortar. Dicen que es más difícil hacer un cuento corto que una novela, pero siento lo contrario. Debe ser muy complejo hacer una novela, no sé si un día incursionaré en ese género, por lo pronto pienso que mis personajes son fascinantes porque son oscuros y ásperos.
En España, el escritor publicó los libros de relatos Los juegos del silencio, Superar la oscuridad y Lo que escuchan las piedras.
En todos éstos, incluyendo su reciente libro, Del caos nacen las estrellas, “probablemente me ronda el cine, como sucedía cuando hice fotografía analógica. Cuando escribo una historia quizás es que me gustaría verla en una película, hay algo muy cinematográfico en mi narrativa.
Abarco temas sociales como la pederastia, el abandono, las relaciones de pareja, el alcoholismo, la autodestrucción, la violencia urbana, la violencia de género, el desamor, las relaciones en las familias fracturadas o rotas para siempre. Todo esto es más fácil retratarlo en relatos que en imágenes. Por eso hay mucho juego simbolista en mis historias y una cierta dosis autobiográfica para darles credibilidad.
Ese andar por los linderos del cine con sus relatos hizo posible que el autor produjera el cortometraje Pañuela, sobre uno de sus cuentos, muy conceptual y onírico
, que se ha exhibido en festivales internacionales. También se encuentra terminando la posproducción de La jaula, inspirado en el cuento Nunca es tarde, que forma parte de Del caos nacen las estrellas.
En ese relato, el protagonista es un transexual geriátrico y comienza así:
“José Miguel se quedó atónito cuando su paciente de 88 años le dijo con firmeza:
“–Sí, doctor, me escuchó usted bien. Me quiero cambiar de sexo.”
En general, los textos de este libro tratan de “provocar, de cuestionar y, sobre todo, normalizar personajes que podrían ser muy marginales pero que, sin embargo, conviven todo el tiempo entre nosotros. Esas sombras y claroscuros, característicos de mi fotografía, en mis cuentos están en el interior de los personajes.
Siempre nos han enseñado, por cuestiones morales, que debemos huir de las sombras porque son culposas o vergonzosas, pero hay que mirar las circunstancias antes de juzgar. Qué mejor que hacerlo a través de la literatura, que es sacar de tu ser más íntimo una narrativa, un texto, honesto, auténtico, con imaginación y, sobre todo, libre
, concluyó el escritor.