Madrid. Amnistía Internacional calificó este martes la muerte de al menos una veintena de migrantes cuando intentaban entrar en junio al enclave español de Melilla de "matanza masiva", y acusó a España y Marruecos de tratar de esconder la verdad de los hechos.
"Estamos aquí hoy para informar sobre una matanza masiva, desapariciones forzadas, actos de tortura, discriminación y racismo, violación del principio de no devolución. Todo eso en suelo europeo", afirmó la secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard, durante la presentación en Madrid de un informe sobre la tragedia.
Son "violaciones del derecho internacional", continuó, señalando a las autoridades españolas y marroquíes de querer "encubrir sus asesinatos" escondiendo la verdad, a casi seis meses de haber ocurrido los hechos.
Según el informe de la ONG, que recabó testimonios de numerosos migrantes presentes el 24 de junio en la frontera entre Marruecos y Melila y analizó videos e imágenes satelitales, "los métodos empleados por las autoridades marroquíes y españolas contribuyeron a la muerte de al menos 37 personas".
Según las autoridades marroquíes, ese día hubo 23 muertos.
Amnistía asegura que 77 migrantes permanecen desaparecidos desde los hechos.
"Algunas acciones de los agentes españoles y marroquíes (...) pueden constituir violaciones del derecho a no sufrir tortura y otros malos tratos", escribió Amnistía.
Entre esas acciones estarían "golpear a personas que ya estaban inmovilizadas (...), negar asistencia médica de emergencia a las personas heridas (y) el uso reiterado de gas lacrimógeno contra personas que estaban en un espacio cercado del que no tenían forma de escapar".
El Ministerio español del Interior mostró en un comunicado su "más firme repulsa" al informe de Amnistía, que a su juicio contiene "afirmaciones falsarias (...) de una extrema gravedad".
Indignación internacional
El 24 de junio, unos 2 mil migrantes, en su mayoría procedentes de Sudán, intentaron cruzar a la fuerza la frontera con Melilla, uno de los dos enclaves españoles en Marruecos, que son las dos únicas fronteras de la Unión Europea con el continente africano.
El balance de 23 muertos, según Rabat, es el mayor jamás registrado durante algún intento de entra de migrantes en Melilla o el otro enclave español, Ceuta.
El drama despertó indignación internacional y la ONU denunció el "uso excesivo y letal de la fuerza" por parte de las autoridades marroquíes y españolas.
Al igual que Amnistía, expertos independientes designados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU elevaron a finales de octubre el balance a 37 muertos y denunciaron la falta de asignación de responsabilidades concretas, tanto en España como en Marruecos.
Dos investigaciones publicadas en noviembre por la BBC y el consorcio europeo Lighthouse Reports, en la que participó el diario español El País, denunciaron la brutalidad de las fuerzas marroquíes y pusieron en cuestión la actuación de las españolas.
Ambas concluyeron que hubo al menos un migrante muerto en territorio español, algo negado tajantemente por el ministro español del Interior.
En una carta dirigida el viernes a varias ONG y a la que tuvo acceso la AFP, el Defensor del Pueblo español, que investiga los hecho al igual que la fiscalía, estimó que las explicaciones del Ministerio del Interior "no se han considerado suficientes".