Bogotá. Las Fuerzas Armadas de Colombia mantendrán la ofensiva contra los grupos armados ilegales hasta que demuestren una verdadera voluntad de negociar y alcanzar la paz, dijo el martes el presidente de Colombia, Gustavo Petro, tras un ataque de disidencias de las FARC en el que murieron seis soldados.
El ataque de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se registró en la madrugada zona rural del municipio de Buenos Aires, en el departamento del Cauca, una zona estratégica para la producción de cocaína y su exportación por el Océano Pacífico.
En esa misma zona otros tres militares murieron el fin de semana en combates con las disidencias de las FARC.
"La posibilidad de diálogos hoy no está circunscrita al cese de las operaciones militares. Hasta ahora hemos hablado de una posibilidad, no es más", aseguró el mandatario al término de un Consejo Extraordinario de Seguridad con la cúpula de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en Bogotá.
Petro, quien asumió en agosto como el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, busca alcanzar una "paz total" para silenciar los fusiles y poner fin al derramamiento de sangre en medio de un conflicto armado interno de casi seis décadas que dejó 450 mil muertos sólo entre 1985 y el 2018.
El mandatario inició una negociación de paz en Venezuela con el izquierdista Ejército de Liberación Nacional (ELN) y busca implementar un acuerdo del 2016 con facciones de las FARC que no se acogieron al pacto y otra que decidió regresar a la lucha armada alegando incumplimiento por parte del Estado.
"La acción militar no cesa mientras no haya una voluntad real de negociación", advirtió Petro, quien ordenó a las Fuerzas Armadas mantener la ofensiva contra todos los grupos armados.
El mandatario dijo que lo único concreto hasta el momento es el proceso de negociación de paz que se inició en noviembre con el ELN en Venezuela y un proceso de pacificación urbana que comenzará el miércoles en Buenaventura, el principal puerto colombiano sobre el Océano Pacífico, para intentar sacar de la violencia a unos mil 600 jóvenes armados al servicio del narcotráfico.
"Es un proceso de pacificación urbano y tiene más que ver con procedimientos de acogimiento a la justicia no sin que haya un compromiso del Estado para resolver problemas sociales muy profundos", explicó Petro, quien admitió los elevados índices de pobreza que se registran en Buenaventura. Los dos grupos armados ilegales con los que se iniciará el proceso de sometimiento son los Shottas y los Espartanos, según la oficina del alto comisionado para la paz.