A las 17:19 horas llegaron las cenizas del maestro Rafael Cauduro (1950-2022), desde Cuernavaca, Morelos, al vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, donde se le rindió un homenaje póstumo en presencia de sus familiares, amigos y colegas.
Luego de las guardias de honor, la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez, la representante y esposa del pintor Liliana Pérez Cano, las hijas Elena y Juliana, la curadora Alesha Mercado y el director del Museo de Arte Popular, Walther Boelsterly, recordaron el gran legado pictórico del reconocido artista plástico mexicano.
“Un creador infatigable que deja un aporte fundamental para la historia del arte del país, alejado de los reflectores y con una postura crítica, congruente consigo mismo, que develó la belleza y el horror al mismo tiempo”, apuntó Lucina Jiménez.
“Fue un hombre transparente como persona, como en su pintura que rompió paradigmas, de una honestidad crítica, que nos obliga a pensar y reflexionar”, dijo Boelsterly.
Liliana Pérez Cano, destacó que al maestro Cauduro “más que dejar un gran legado, lo que le importaba era dejar a sus hijas, un nombre honesto”, y recordó que “el paso del tiempo fue un tema que le obsesionaba. Fue un hombre congruente que vivió y murió por su pasión”.
En charla aparte, la investigadora Mercedes Sierra, autora del documental Una vida dedicada al arte, en torno a la obra y trayectoria del maestro Cauduro, informó que actualmente se encuentran en catalogación unos 5 mil documentos entre fotografías, bocetos y bitácoras, con los que se trabajó para la realización de dicho documental, que fue estrenado el pasado 16 de noviembre en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario y que será transmitido el próximo 9 y 11 de diciembre, a las 19 horas, por la señal de TVUNAM.