Madrid. Contra el trasfondo de bombardeos rusos, fronteras cerradas y un trayecto sobrecogedor de tres mil 500 kilómetros en camión a través de Europa, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de España asociado con el Museo Nacional de Arte de Ucrania ha llevado secretamente docenas de obras de arte ucranias de vanguardia a Madrid para una muestra sin igual y una demostración de apoyo al país desgarrado por la guerra.
La muestra En el ojo del huracán. Vanguardia en Ucrania 1900-1930 abre al público el martes. Incluye unas 70 obras de diversos formatos que representan diferentes tendencias, desde el arte figurativo hasta el futurismo y el constructivismo, principalmente de la galería de Kiev y el museo de teatro, música y cine. Permanecerá abierta hasta abril.
Además de rendir homenaje a un periodo poco conocido de la historia del arte ucraniano, la exposición adquiere especial relevancia en medio de la actual invasión rusa del país.
Es la primera vez que un conjunto tan grande de arte moderno sale de Ucrania. Su creación en las circunstancias imperantes constituyen una hazaña de desafío cultural.
“Esto es superimportante para nosotros como medio para proteger nuestro patrimonio, que lográramos sacar las obras de la zona de guerra”, dijo Katia Denysova, una de las curadoras de la muestra.
La exhibición es una creación de la coleccionista de arte y activista Francesca Thyssen-Bornemisza, fundadora de la red de apoyo Museos de Ucrania, y su amigo, el historiador de arte y curador ucranio Konstantin Akinsha. La idea les vino cuando Rusia invadió el país en febrero.
El concepto central es responder a la narrativa rusa de que Ucrania no tiene derecho a existir y su arte es ruso.
“Queríamos actuar como protectores de estas obras tan singulares y raras, pero a la vez hacerlo celebrando el valor del inmenso patrimonio ucranio que ha caído en el olvido y se lo ha adueñado Rusia en las últimas décadas”, dijo Thyssen-Bornemisza, hija del difunto industrial y barón holandés cuya colección constituyó la base de la galería madrileña inaugurada en 1992.
La organización de una muestra internacional de arte de este tipo normalmente toma años. Esta, con la bendición del presidente ucranio Volodymyr Zelenskyy, se pudo organizar en meses.
Llevar los cuadros a Madrid fue un verdadero drama bélico.
Denysova, quien describió a Reuters su viaje fuera de Ucrania como una "odisea", dijo que el transporte de las obras a través de un país en guerra hasta la Unión Europea se topó con numerosos problemas.
Tras meses de preparativos se cargaron las obras en dos camiones la madrugada del martes 15 de noviembre, horas antes de que Rusia lanzara una ola de ataques a la capital ucrania e instalaciones cruciales de infraestructura.
Los camiones pudieron salir de la ciudad con una escolta militar. Pero tuvieron que pasar por la ciudad de Leópolis, también blanco de ataques sorpresivos. Llegaron a la frontera con Polonia el miércoles por la madrugada, pero estaba cerrada debido a la caída de un misil de fabricación rusa dentro de Polonia, hecho que generó temores de una fuerte escalada de la guerra.
Finalmente, se reabrió la frontera y los camiones continuaron viaje a Madrid, donde arribaron el 20 de noviembre.