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Nunca sospechamos el impacto de ‘Fresa y chocolate’: Mirtha Ibarra

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Fotograma de la cinta Fresa y chocolate dirigida por Tomás Gutiérrez Alea
27 de noviembre de 2022 10:47

Ciudad de México. Una de las obras más representativas de la cinematografía cubana es Fresa y chocolate, que a principios de los años 90 sería parteaguas en la manera de contar historias sobre la homosexualidad, durante una época en que el tema era todavía visto con muchos prejuicios. El largometraje sigue a dos jóvenes que se conocen en la década de los 70 durante un tiempo en que la isla atravesaba un periodo posrevolucionario, y por lo tanto, de gran debate en la definición sobre cómo sería gobernado el país caribeño.

Una de las principales figuras en Fresa y chocolate es Nancy, la sexoservidora que mantiene una estrecha relación con los dos protagonistas. La chica fue interpretada por Mirtha Ibarra, actriz que a casi 30 años del estreno de la película recuerda muy bien el contexto cuando fue rodada. “Influyeron distintas jerarquías para que dijeran que atacaba a los intelectuales, y en realidad no era así. Titón hizo una investigación con los actores que íbamos a participar en el puerto, y de ahí salió todo el guion; y es de un director y unos guionistas que van a hacer una película sobre el machismo”, destacó Ibarra durante el segundo Festival Internacional de Cine del Bajío (BJX).

Machismo

Por entonces, el machismo en la isla era la norma. El propio Tomás Gutiérrez Alea –también conocido como Titón– tenía esa ideología. “Recuerdo que llegábamos a la cocina y le decía: ‘bueno, ahora quién va a fregar los platos, quién hace esto, quién lo otro’, y era muy interesante porque a partir de esa película cambió completamente la relación entre nosotros. Hasta ahora no participábamos uno del otro, y a partir de ahí ya empecé a ver los guiones, a trabajarlos; la relación realmente creció mucho”, destacó.

“Cuando estábamos grabando no sabíamos que iba a tener esa exposición tan grande. Titón trabajó el guion desde que Senel Paz le dio el cuento y todavía no había ganado el Rulfo. Trabajó durante dos años, aunque no aparezca como colaborador porque pidió que no pusieran su nombre”, recordó la actriz.

Fresa y chocolate no sólo fue importante para Mirtha, sino también dolorosa. Además de la relación profesional que tenía con el cineasta, y por entonces Gutiérrez Alea ya padecía un cáncer que lo obligó a pedirle a Juan Carlos Tabío que colaborara con él para terminarla.

“Titón estaba mal, estaba dándose quimios y todo, y así fue a la función. Primero él lo aprobaba o no. Después ya estaba más o menos restablecido y ya iba, ensayaba con los actores y el movimiento de cámara y unos días después ya filmaba, pero siempre fue doloroso”, detalló la actriz.

“Había llegado de Nueva York donde lo habían operado, y por eso me resultó un poco doloroso. Incluso, le pedí a Titón que las escenas mías las dejara para el final para yo estar con él todo el tiempo y entonces se hizo así. Se filmó todo, y al final yo hice las escenas mías”, agregó.

El director consideraba que el filme era necesario. Creía que era importante para Cuba, pero no sospechaba la dimensión que tomó, porque realmente los problemas de los homosexuales no eran problemas de la isla solamente, sino finalmente del mundo entero. Entonces eso dio para conocer a Cuba y se manipuló mucho porque en Miami decían que es un encargo del gobierno cubano, y en la isla decían que es una película polémica, señaló Mirtha. Finalmente, Fresa y chocolate se presentó en el teatro Karl Marx de La Habana, y también fue la primera película local en recibir una nominación al Óscar.

En el mismo marco, otro cineasta cubano, Manuel Herrera, director de Zafiros, locura azul, una de las cintas más reconocidas dentro y fuera de la isla, también habló sobre su obra y su visión del cine cubano junto a su esposa, la también actriz Eslinda Núñez. Hay que establecer una división entre el cine que había antes de la pandemia y el que se hace después. La pandemia obligó a muchas reflexiones y obligó a muchos cambios dentro de la cinematografía cubana, señaló.

Herrera también forma parte del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos desde hace varios años, de modo que conoce bien cómo funcionan los fondos destinados a la producción. Aunque el cine cubano ha sufrido una declive en los últimos años, con la restitución del fondo para apoyar proyectos se ha logrado abrir la puerta a nuevas personas que desean contar sus historias tanto dentro como fuera de Cuba.

Para Herrera, el cine hecho fuera de la isla también puede ser considerado cubano; todo depende del enfoque y de la forma de expresarse de sus realizadores, en el hecho de querer participar o no, señaló. Los tres cubanos recibirán un homenaje en el marco del encuentro de cine del Bajío,donde recibieron el reconocimiento del BJX, Corazón del Bajío.

La noche del viernes también se presentó de manera gratuita la cinta de Manuel Herrera, Bailando cha cha chá en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.

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