Si algo ha caracterizado al joven Festival Internacional de Cine de Bajío (BJX) es la enorme fuerza de voluntad con que se han realizado sus dos primeras ediciones. La primera -surgida el año pasado- fue planeada en tan sólo cuatro meses; y la segunda -concluida ayer por la noche en la capital de Guanajuato-, fue posible a pesar de contar con una muy limitada cantidad de recursos. Aun con todo, el encuentro de cine ha vuelto a ser posible y ha logrado mejorarse a sí mismo de manera notable.
Durante cinco días, la ciudad patrimonio de la humanidad albergó, reconoció y reunió a manifestaciones artísticas locales con figuras del cine nacional e internacional. Con su escenario principal, colocado en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el BJX se hizo todavía más accesible, permitiendo a turistas y habitantes de Guanajuato detenerse, observar lo que sucedía y quedarse o seguir su camino.
En ese escenario se entregó el Corazón del Bajío, nombre del reconocimiento del festival, a Los Juglares de Guanajuato y a Los Tiempos Pasados, dos agrupaciones artísticas locales que este año celebran 50 años de existencia; pero también se galardonó al actor Damián Alcázar; a las cubanas Mirtha Ibarra y Eslinda Núñez, además de su esposo el cineasta Manuel Herrera.
El premio también le fue otorgado a Tinieblas, quien fue invitado al BJX para celebrar el cincuenta aniversario de Las momias de Guanajuato, cinta en la que el luchador participó junto a El Santo y Blue Demon. Aquel día, el jueves, la explanada de la Alhóndiga estuvo repleta de gente, pues además se proyectó el título dirigido por Federico Curiel, también se dio un encuentro lucha libre entre pugilistas guanajuatenses frente a un público febril.
Todos los días del festival también se proyectaron cortos de manera gratuita y se exhibieron largometrajes como Fresa y chocolate, Mal de ojo, La isla de la juventud y el documental cubano, La gente del documental, del realizador Inti Herrera. La película ganadora del premio Guerrero de Plata, otorgado por la prensa mexicana, se lo llevó Sanctorum del realizador Joshua Hill.
El día viernes, Damián Alcázar ofreció una clase a estudiantes de cine y comunicación en la que compartió con los jóvenes sus técnicas para enfrentarse al escenario. En ese contexto, el actor reconoció los esfuerzos hechos por el BJX.
“Qué bueno que se hacen este tipo de festivales, ojalá que se hicieran más. Ojalá que se unieran todos para que tuviéramos un festival cada ocho días, y que el del Bajío se fuera a todo el Bajío. Se requiere primero de una pasión, y un impulso, y un esfuerzo de parte de muchos. El dinero se consigue de otra forma. No sé cómo están, pero los gastos van surgiendo porque hay apoyos en especie de parte de gente que está interesada en la cultura cinematográfica del país. Ojalá que se hagan muchos más, porque sólo así vamos a poder ver cine”, resaltó el actor.
Sin embargo, los días sábado y domingo, los ánimos fueron mermando. Menos personas acudieron a los actos anunciados por el festival, incluidos los de la Albóndiga de Granaditas, lo que no evitó que quienes ahí estuvieron pudieran disfrutar del cine, la música y homenajes ofrecidos.
La última jornada, luego de proyectar los cortos hechos por los jóvenes de Lab Kino Room, se entregaron los últimos premios del festival y se llevó a cabo su clausura presidida por el director ejecutivo del BJX, Iván Zárate, quien agradeció a todo el equipo que hizo posible la realización del encuentro.
La clausura de la ceremonia quedó en manos de la Orquesta Imperial Hermanos Reynoso.