Bruselas. Francia no acogerá a solicitantes de asilo que hayan llegado a Italia si Roma "no respeta el derecho marítimo" y se niega a acoger a barcos humanitarios, advirtió este viernes en Bruselas el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, tras una disputa migratoria entre ambos países.
Las tensiones entre París y Roma entorno al barco humanitario "Ocean Viking", que Italia se negó a acoger, estaban en el centro de una reunión extraordinaria de los ministros de Interior de la Unión Europea (UE).
La crisis franco-italiana volvió a poner sobre la mesa el debate sobre la solidaridad entre países de la UE frente a la migración, en momentos en que las entradas irregulares en las fronteras exteriores de la Unión están en fuerte alza (280.000 en los diez primeros meses del año, +77%).
Francia convocó la reunión después de que a principios de noviembre el nuevo gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni se negó a permitir que atraque en uno de sus puertos un barco que transportaba 234 migrantes rescatados en las aguas del Mediterráneo.
Francia reaccionó airadamente a ese gesto "inaceptable", contrario a la normativa de la UE, y accedió a recibir el barco, pero suspendió un acuerdo previo para acoger 3.500 solicitantes de asilo varados en territorio italiano.
Darmanin afirmó que no hay razón para que Francia acepte a los inmigrantes reubicados desde Italia si Roma "no acepta los barcos, no acepta la ley marítima".
El número de migrantes llegados al espacio de la UE aún no alcanzaron los máximos de 2015 y 2016, pero las capitales europeas no esconden la preocupación por las nuevas oleadas, ya sea por ruta marítima desde el norte de África o por vía terrestre a través de los Balcanes.
La UE lleva años negociando una política que permita compartir la responsabilidad de acogida de los migrantes y demandantes de asilo, pero el estallido de una crisis entre Italia y Francia tornó el tema nuevamente en una prioridad.
'Nada nuevo'
Los países mediterráneos más cercanos a las costas del norte de África, como Italia y Grecia, se quejan de que están asumiendo demasiada responsabilidad de acogida de los inmigrantes.
Una docena de miembros de la UE acordaron acoger a unos 8.000 solicitantes de asilo (Francia y Alemania aceptaron 3.500 cada uno), pero hasta ahora solo se han llevado a cabo 117 reubicaciones.
El lunes, en un intento por abrir una vía de entendimiento, la Comisión Europea dio a conocer otro plan de acción para regular mejor las llegadas por la ruta del Mediterráneo central.
El plan contemplaría una coordinación más estrecha entre las autoridades nacionales de la UE y las ONG humanitarias en los rescates de migrantes cuyos botes improvisados y abarrotados están en dificultades.
También propone reforzar la cooperación con países del norte de África, como Túnez, Libia o Egipto, para evitar que zarpen los barcos de migrantes y facilitar las devoluciones de estas personas que viajan de manera clandestina.
Sin embargo, un diplomático europeo apuntó que ese plan de acción "está perfectamente bien, pero no contiene nada nuevo, por lo que no resolverá el problema de la migración".
Italia, Grecia, Malta y Chipre a menudo acusan a las organizaciones humanitarias de operar sin respetar a las autoridades nacionales y de alentar efectivamente la inmigración.
Otros Estados miembros, incluido Alemania, argumentan que no puede haber límites en las operaciones humanitarias: todos los navegantes están obligados por la ley del mar a salvar a los viajeros en peligro.
Antes de las conversaciones, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, advirtió que "con casi 2.000 personas que ya han muerto o desaparecido en lo que va del año, se necesitan medidas urgentes".
Pero mientras Francia e Italia discuten sobre casos dramáticos en el Mediterráneo central, otras capitales de la UE están más preocupadas por las rutas terrestres a través de los Balcanes.
Se estima que casi 130.000 inmigrantes indocumentados han llegado al bloque desde principios de año, según la fuerza fronteriza de la UE Frontex.
El jueves, ministros de República Checa, Austria, Eslovaquia y Hungría destacaron que esa ruta representa más de la mitad de las "llegadas ilegales" al bloque.
El ministro del Interior griego, Notis Mitarachi, lamentó que Turquía no respete el acuerdo migratorio de 2016 y aseguró que el mecanismo voluntario de repartición de migrantes resulta "insuficiente" y pidió un mecanismo "obligatorio".