Londres. Escocia no puede convocar un nuevo referendo sobre su independencia del Reino Unido sin el acuerdo de Londres, dictó el miércoles la justicia británica, complicando los planes de la primera ministra nacionalista Nicola Sturgeon, quien rechazó sin embargo darse por vencida.
Autorizar tal consulta está "reservado" al parlamento del Reino Unido y "el parlamento escocés no tiene la capacidad de legislar" al respecto, afirmó el presidente del Tribunal Supremo, Robert Reed, leyendo una sentencia alcanzada por unanimidad.
La primera ministra escocesa se declaró "decepcionada" por una decisión que en su opinión "no hace la ley, solo la interpreta".
Es una sentencia "clara y definitiva", afirmó por su parte el jefe del gobierno británico, Rishi Sunak, llamando a ambos ejecutivos a "trabajar juntos" de forma "constructiva, colaborativa, en asociación" en un contexto de grave crisis económica en el Reino Unido.
"Negar a uno de los socios" de la unión el derecho a decidir su futuro "es una píldora difícil de tragar para cualquier defensor de la independencia y de la democracia", afirmó Sturgeon en rueda de prensa en Edimburgo.
"Encontraremos otro medio democrático, legal y constitucional por el que el pueblo escocés pueda expresar su voluntad", aseguró. "En mi opinión, eso sólo puede ser una elección", agregó, anunciando que buscará el modo de convertir las próximas legislativas británicas, previstas en enero de 2025 a más tardar, en un "referéndum de facto".
Protestas pro y anti independencia
A las puertas del Tribunal Supremo en Londres una decena de independentistas escoceses con sus banderas azules y blancas coincidían con ella.
"Esto plantea preguntas sobre la naturaleza del Reino Unido, se nos dice constantemente que se trata de una unión voluntaria", dijo a la AFP la diputada Philippa Whitford. "Esto es una relación de propietarios y nosotros somos la propiedad", denunciaba David Simpson, jubilado de 70 años.
En Edimburgo, las protestas fueron mayores. "Nadie nos permite expresar nuestra opinión", lamentaba Gerard Clarke, de 74 años, mientras junto a él David Turner aseguraba que la sentencia fortalecerá el apoyo a "una ida sin vuelta hacia la independencia".
Sin embargo, frente al parlamento regional manifestantes antiindependencia se manifestaban también con pancartas que decían "Queremos quedarnos en el Reino Unido".
El Partido Nacional Escocés (SNP) de Sturgeon, que gobierna esta nación británica de 5,5 millones de habitantes en el norte del Reino Unido, quiere organizar una votación consultiva con la pregunta "¿Debe Escocia ser un país independiente?".
Ya había fijado la fecha del 19 de octubre de 2023. Pero, buscando evitar un conflicto como el vivido en España a raíz de la consulta organizada en Cataluña en 2017 pese a la prohibición de la justicia, aseguró desear "un referéndum legal".
El ejecutivo central de Londres se niega, argumentando que Escocia ya organizó un plebiscito en 2014, así que el SNP buscaba cubrirse con un marco legal propio, aprobado por la cámara regional escocesa.
Los abogados del gobierno británico argumentaron en octubre que Escocia no puede actuar unilateralmente en un asunto que concierne a todo el país. Y los jueces del Supremo les dieron la razón.
Volver a la Unión Europea
En el referéndum de 2014, organizado con el acuerdo del gobierno conservador británico de David Cameron, 55% de escoceses votó a favor de permanecer en el Reino Unido.
El principal argumento contra la secesión fue que esta dejaría a Escocia fuera de la Unión Europea.
Pero paradójicamente, dos años más tarde el referéndum sobre el Brexit --contra el que votó el 62% de escoceses-- acabó sacando a la región del bloque precisamente por haber permanecido en el Reino Unido.
El SNP argumenta que esto cambia completamente la situación y considera disponer de un "mandato indiscutible" para organizar otra consulta gracias a su mayoría en el parlamento regional.
El partido de Sturgeon ganó las legislativas regionales de 2021 con la promesa de celebrar una nueva consulta legal una vez superada la pandemia de covid-19.
Los sondeos muestran a los escoceses casi divididos por igual a favor y en contra de separarse del Reino Unido, principalmente con el anhelo de volver a entrar en la UE.