Ciudad de México. En las tres misiones de observación que realizaron diferentes organizaciones para conocer las condiciones carcelarias en las que se encuentra la defensora Kenia Hernández, detenida en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 16 en Morelos, por presunto robo y “ataque” a las vías de comunicación, documentaron diversas violaciones a derechos humanos, entre ellas, discriminación, limitación de llamadas telefónicas con su familia y abogados y falta de acceso a la salud así como a una alimentación adecuada.
Los centros de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y Fray Francisco de Vitoria, y la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México, entre otras, expusieron que Kenia también ha tenido “nula convivencia familiar”, pues en los dos años que lleva presa sólo seis veces ha recibido la visita de sus familiares.
Sobre el acceso a la salud, manifestaron que en el Cefereso unicamente hay dos médicos por turno, que atienden alrededor de mil internas, asimismo, hay desabasto de medicamentos y falta de atención especializada.
Otros de los derechos vulnerados, señalaron, han sido el acceso a la información y la restricción “excesiva” al trabajo. “Actualmente, Kenia labora 12 horas y únicamente recibe 40 pesos mexicanos por dicha jornada, además, como lo constató esta misión de observación, se le negó el acceso a insumos para que ella se dedique a su oficio de la creación artesanal para buscar su autosustento dentro del penal”, apuntaron las organizaciones en el informe que presentaron ayer.
Respecto al derecho a estar presente en su juicio, indicaron que a la defensora se le ha negado esta garantía, ya que “sigue siendo obligada” a hacerlo por videoconferencia y “la conexión a internet para sus audiencias falla en todo momento”.
En conferencia de prensa, Ángela Guerrero, coordinadora general del Centro de Estudios y Acción por la Justicia, mencionó que la historia de Kenia “es la de muchas mujeres defensoras de derechos, y también la de muchas mujeres que están dentro de un centro penitenciario”.
Agregó que “este hostigamiento (contra la defensora) utiliza distintas medidas para no solamente desarticular todos los movimiento que Kenia ha abanderado durante tantos años, sino también para inhibir que otras mujeres se atrevan a levantar la voz”.