Washington. Los republicanos consiguieron el miércoles el control de la Cámara de Representantes, devolviéndole al partido presencia en Washington y otorgándole a los conservadores herramientas para obstaculizar la agenda del presidente Joe Biden y abrir investigaciones. Pero la escasa mayoría representará desafíos inmediatos para los dirigentes republicanos y complicará la capacidad del partido para gobernar.
Más de una semana después de la jornada electoral, los republicanos aseguraron los 218 escaños necesarios para arrebatarles a los demócratas el control de la cámara baja. Podrían pasar varios días, e incluso semanas, antes de que se conozca la magnitud de la ventaja del partido, ya que aún se contabilizan votos en algunas contiendas reñidas.
Pero se disponen a obtener lo que podría ser la ventaja más estrecha del partido en el siglo XXI, similar a 2001, cuando los republicanos tuvieron una mayoría de apenas nueve escaños, 221-212, con dos independientes. Eso es mucho menos que la aplastante victoria que los republicanos habían pronosticado de cara a la jornada electoral, cuando el partido esperaba sacar provecho de los desafíos económicos actuales y del declive en la popularidad de Biden para reajustar la agenda en el Capitolio.
En su lugar, los demócratas mostraron una firme resistencia, aferrándose a distritos moderados y suburbanos en lugares como Virginia, Minnesota y Kansas. Los resultados podrían complicar los planes del líder republicano en la cámara baja, Kevin McCarthy, de convertirse en el presidente de la cámara, luego que algunos miembros conservadores han manifestado dudas sobre darle su respaldo o han impuesto condiciones a cambio de su apoyo.
Algunos integrantes del Partido Republicano han culpado a Donald Trump por los malos resultados en las urnas. El ex presidente, quien el martes anunció su tercera candidatura a la Casa Blanca, seleccionó durante las primarias de este año a algunos candidatos que no dieron los resultados esperados en los comicios generales.