Las muertes repentinas cimbran siempre. La de Gal Costa lastima igualmente que acaricia: su voz de cristal se apagó ayer para encender la pira de la inmortalidad. Tenía 77 años, un hijo de 17, una gira pendiente por Europa y un amor, un inmenso amor por la humanidad. Sus luchas sociales tuvieron su última victoria cuando contribuyó al triunfo de Lula en las elecciones recientes. Hoy la voz de Gal suena diferente en nuestros oídos: se volvió más dulce. Dulce amor, una de sus expresiones favoritas.
Su último suspiro se escuchó en la intimidad de su hogar en Sao Paulo, donde se recuperaba de una cirugía que le practicaron en septiembre, cuando le retiraron un nódulo en la fosa nasal derecha. Sus allegados no proporcionaron mayores datos médicos.
Anunciaron, en cambio, que el funeral será abierto al público a partir de las 11 de la mañana de este jueves, en la sede de la Asamblea Legislativa y que se reservarán la intimidad de la inhumación.
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue el primero en poder hablar, ante el impacto de la noticia: Gal Costa fue una de las mayores cantantes del mundo, una de nuestras principales artistas, y llevó el nombre y los sonidos de Brasil a todo el planeta. Su talento, técnica y osadía enriqueció y renovó nuestra cultura. Animó y marcó la vida de millones de brasileños
.
Chico Buarque de Holanda, uno de sus más íntimos, de plano informó que suspende sus conciertos anunciados para este fin de semana. No tengo las condiciones emocionales para cantar
, dijo, sombrío.
Caetano Veloso, el más cercano de los hombres al corazón de Gal Costa, no pudo pronunciar palabra alguna.
Unas horas antes de su muerte, en la página de Twitter de Gal Costa apareció un video del programa de televisión, todavía en blanco y negro, que tenían Chico Buarque y Caetano Veloso, y el fragmento muestra la sesión donde Gal participó como invitada.
La canción se titula Meu amor, voce me dá sorte!, hay un momento donde Gal identifica entre el público, de pie abajo de la tarima donde ella canta, a Caetano Veloso. Ella se agacha a cantarle a él y él se une al canto con ella y al final se besan en los labios.
Vengo a cantar para ti
Cuando la embajadora de México en Brasil, la escritora Laura Esquivel, compartió a La Jornada la primicia, en franca ceremonia entre melómanos, la publicación de ese video cobró sentido: fue una despedida.
Unas horas después, apareció un nuevo video, de hace un año, cuando Caetano estuvo en un programa de televisión y de repente dieron entrada al plató a Gal Costa, quien en visita sorpresa le dijo: vengo a cantar para ti
y se abrazaron y besaron y miraron de tal manera que todos, ellos dos incluidos, lloramos.
Gal Costa tenía 77 años, un hijo de 17, una gira pendiente por Europa y un inmenso amor a la humanidad. Foto tomada del Twitter de la artista
Dulce amor.
Maria Bethania apareció en una cadena de televisión brasileña, llorando. Afirmó: no esperábamos esto, perder a un ser que es la más pura luz
.
La mañana de ayer, Gal Costa tenía el diagnóstico médico de en vías de recuperación
y se disponía a continuar, ahí, en Sao Paulo, su gira titulada Las varias puntas de una estrella, en la que incluía grandes momentos del cancionero de la Música Popular Brasileña (MPB), mismo material que incluyó en su disco, ahora póstumo, cuya reseña publicó en la columna Disquero, de La Jornada, apenas hace tres meses.
Ahora cobra sentido también el significado de ese disco, titulado Nenhuma dor (Ningún dolor): una celebración de la vida a partir de versos del poeta Torquato Neto puestos en música por Caetano Veloso en 1967 y que grabaron juntos, Gal y Caetano, en el disco debut de ambos: Domingo.
Fue, ahora lo confirmamos, el cierre del círculo de la vida, 55 años después de haber iniciado el camino con Caetano.
En prácticamente todas las canciones del disco póstumo de Gal Costa está la palabra camino y sus equivalentes. Eligió 10 piezas para despedirse al cumplir 75 años de edad, y lo celebró en 2020 con ese álbum: Ningún dolor.
Esas canciones reverberan la revolución cultural, la contracultura que enarboló todo el movimiento de la MPB: Joao Gilberto, Maria Bethania y su hermano, Caetano Veloso y su hermano: Chico Buarque.
Están en ese álbum muchos de los valores que sostuvieron el andamiaje de todos los viajes que empredió Gal en cada milímetro de cada escenario que habitó: la revolución cultural jipi, la explosión del rock clásico, la lucha feminista, la defensa de los valores sociales, hombro con hombro con los pobres, los despreciados, los desposeídos.
Somos millones los que debemos a Gal lo que somos piel adentro: volcanes de emociones, aluviones de buenos sentimientos, ilusiones por un mundo mejor, por una sociedad más justa.
Ha muerto una semidiosa, una de las artistas más influyentes, amadas, una de las integrantes de la legión de semidiosas en cuyo territorio habitan otras de sus iguales, como Nina Simone.
Hoy un sentimiento de desamparo nos invade. Por igual en la memoria de nuestros padres, que la amaron, que en ese joven que apenas tiene 19 años y tiene ya todos los discos de Gal Costa.
Por eso, a partir de este momento, su voz suena diferente en nuestros oídos: se volvió más dulce.
Dulce amor, una de sus expresiones favoritas.