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Con grandes penurias, sobrevive el cultivo ejidal en Chihuahua

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En 2022, la cosecha de nuez criolla y fina en Chihuahua se cotizó en tratos comerciales de volumen alto (30 toneladas o más) con rangos de 4 a 4.10 dólares cada kilogramo. Foto Cortesía Comenuez
04 de noviembre de 2022 17:20

Chihuahua, Chih. En Chihuahua, los ejidos subsisten en los distritos de riego vinculados a presas ubicadas en la región centro-sur de la entidad y en algunos municipios del noroeste, mientras en áreas ganaderas y de temporal se ha generalizado la concentración de la tierra, donde los campesinos fueron sustituidos por empresarios agrícolas y sólo cultivan quienes tienen capital suficiente para explotar más de 25 hectáreas.

Por ejemplo, en Jiménez, demarcación del sur del estado, en los límites con Durango, el número de ejidatarios disminuyó 95 por ciento desde la reforma al artículo 27 constitucional en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, que abrió la posibilidad de que los ejidos entren al mercado de tierras, pues de 54 que existían, sólo Héroes de la Revolución mantiene su producción colectiva, dedicada al nogal, y únicamente cuenta con 11 de sus 65 fundadores.

Es el único ejido colectivo en toda la región, y eso son unos cuantos; tienen nogales, porque no hay ningún otro cultivo que reditúe más, mientras en el resto de las tierras abiertas al cultivo en Jiménez impera el acaparamiento a manos de unos pocos propietarios, advierte Arturo Rentería, activista e integrante del Movimiento Cívico Jimenense.

Con el cambio climático, que reduce la disponibilidad de agua, más los problemas de comercialización y de precios de las cosechas, únicamente la haces si tienes grandes superficies, ya que 25 hectáreas son muy pocas, no valen la pena desde el enfoque de una economía de mercado y recuperar costos, explica el investigador Víctor Quintana.

“Los ejidatarios se van a Estados Unidos y una persona de la familia se queda con los predios de los demás parientes; la tierra se concentra en manos de pocos ejidatarios como estrategia de sobrevivencia, o se rentan a empresarios agrícolas como los menonitas.

“El mecanismo para acaparar tierras, más que el rentismo, ha sido abrir nuevas tierras al cultivo en zonas denominadas de libre alumbramiento, en municipios desérticos como Aldama, Buenaventura, Ojinaga y la capital del estado, donde empresarios menonitas abrieron 209 mil hectáreas de riego con pozos profundos las pasadas dos décadas, las cuales eran ganaderas, y sin el cambio de uso de suelo previo fueron convertidas en agrícolas.”

Campesinos de los ejidos Constitución y Benito Juárez, en el municipio de Buenaventura, han denunciado desde 2012 la sobrexplotación de su acuífero en la cuenca del río Carmen, y alertan que en la región semidesértica de los municipios de Buenaventura y Ahumada sobreviven 19 ejidos frente a 62 colonias menonitas de agricultura intensiva.

Según Quintana, se requiere que se respete el agua de los ejidos y regular los pozos agrícolas: por ejemplo, el ejido Constitución tiene agua del subsuelo, y en la medida en que los ranchos ganaderos que lo circundan empiezan a hacerse de ranchos nogaleros, comienzan a perforar pozos y se abate el acuífero, se reduce el nivel de agua para los ejidatarios, incluso con afectación para el abasto de líquido potable y comunitario.

En Benito Juárez se abastecen de una presa, pero las perforaciones han hecho que llegue menos agua superficial y también son afectados, el problema está en la sobrexplotación de agua. Ahí está la concentración, porque son pocos los agricultores que tienen capital y capacidad para perforar pozos profundos.

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