Ciudad de México. El Zócalo se convirtió ayer en un campo florido en el que más de 5 mil ejemplares de cempasúchil decoraron la ofrenda monumental del Día de Muertos, donde se erigen 32 calaveras y dos catrinas gigantes, de siete y 12 metros, vestidas con la indumentaria tradicional de cada entidad de la República.
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Un total de 180 artesanos fueron los responsables de crear cada ofrenda individual en las que no falta el colorido papel picado, frutas, alimentos y bebidas, según marca la costumbre de cada estado, a las que se agrega otro distintivo, como las máscaras de huehues de Tlaxcala, los sombreros norteños de Nuevo Léon o las botas y la montura de Durango.
Huesudas pero sonrientes, las calaveras dan la bienvenida a los visitantes que recorren los vistosos altares, como el dedicado a la lucha libre, donde se recuerda a los grandes exponentes de este deporte que ya partieron.
Dos catrinas complementan el escenario y hacen referencia a los grabados de José Guadalupe Posada y al mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, de Diego Rivera.
La ofrenda se podrá ver hasta el 2 de noviembre e incluye ambientaciones sonoras que se desprenden durante el día de cuatro torres de audio e iluminación, las cuales se encenderán por la noche.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que más de mil 700 uniformados vigilarán las actividades por el Día de Muertos.
Este sábado a partir de las 8 de la mañana, por el desfile México: el ombligo de la Luna, se desplegarán mil 489 policías, apoyados con 85 vehículos, dos grúas, 15 motocicletas, tres ambulancias del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas y un helicóptero de los Cóndores.