Ciudad de México. La labor de las mujeres periodistas en la región es menos visible y menos valorada que la de sus colegas varones, eso se traduce en menos ingresos económicos y protecciones contractuales para ellas, establece el estudio Mujeres Periodistas y Salas de Redacción: avances, desafíos y recomendaciones para prevenir la violencia y luchar contra la discriminación.
El análisis de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) refiere también que en el sector prevalecen los sesgos de género que ponen más obstáculos a las mujeres periodistas y trabajadoras de los medios de comunicación para acceder a puestos de decisión o dirección en las empresas.
“En toda la región la presencia de mujeres tanto en los cargos jerárquicos al interior de las redacciones como en los puestos de gobierno y alta gerencia de las empresas periodísticas es escasa. En 2016, la Federación Internacional de Periodistas reportó que la representación de las mujeres en los puestos de dirección en medios de América Latina era inferior a 25 por ciento”. Datos recientes “sugieren que esta tendencia no ha cambiado”.
Sobre la brecha salarial estudios recientes sobre las condiciones laborales de las periodistas confirman este patrón. En Argentina, una investigación encontró que 77 por ciento de ellas considera que no reciben igual remuneración que sus colegas varones por el mismo trabajo. En Chile (2019), las periodistas reportaron que las mujeres ganan “30 por ciento menos que los hombres, situación que se reproduce en los medios de comunicación donde los salarios se negocian personalmente”.
En México también denunciaron percibir menos que sus colegas hombres, y además “enfrentan un alto nivel de inestabilidad económica en el ejercicio de la profesión. Muchas declaran que los ingresos que reciben por su labor periodística no son suficientes para solventar su costo de vida, lo que las obliga a tener otros trabajos paralelos. Esta multiplicidad de empleos, a la que se suma el trabajo doméstico no remunerado, les genera una sobrecarga de tareas que impacta no sólo en el ejercicio de su profesión sino también en su salud y otros aspectos de su vida personal”.
El informe refiere que diversas situaciones de violencia por motivos de género, particularmente aquellas relacionadas con la violencia sexual, acoso sexual, intimidación y abuso de poder que experimentan las mujeres periodistas por fuentes de información, colegas varones y superiores jerárquicos tienden a naturalizarse al interior de las redacciones, lo cual “desincentiva la denuncia y fomenta la repetición de estos hechos”.
Revela la existencia de “patrones de discriminación contra mujeres periodistas dentro de las salas de redacción que les impiden iniciar y ejercer en igualdad de condiciones su profesión” y visibiliza desigualdades asociadas con factores como la raza, el origen étnico, la orientación sexual e identidad de género.