Durango, Dgo. El día de ayer concluyó la 35a edición de La Carrera Panamericana reestrenando campeón; fue Ricardo Cordero al volante, con Marco Hernández como su navegante, quienes a bordo de El Malditillo, su Studebaker Champion 1953, se convirtieron en pentacampeones de la competencia de automovilismo más emblemática en México por su historia y tradición local, de trascendencia internacional.
La Ciudad de Durango convocó a una gran cantidad de aficionados de este deporte, pero particularmente de esta carrera, llamada La Pana por todos los que tienen un cariño especial por este evento que celebra su 35 aniversario con ediciones ininterrumpidas.
Cada ciudad visitada a lo largo del evento, una por cada etapa, siete en total; fueron creciendo la calidez de la bienvenida por parte del público, en términos del poder de convocatoria, sin dejar de lado la emoción que en cada lugar inyectaba la fanaticada a la recepción de los pilotos y copilotos desde las calles, al entrar a las sedes, con destino final en el centro histórico de cada una, para arribar al arco de meta.
Ricardo Cordero se mantuvo casi en todas las etapas, en el segundo sitio, pero muy cerca de la pareja Damirón, en un Studebaker Commander 1954, que estuvieron en la punta en todas las etapas anteriores, con excepción de un par de tramos del último día. Todo parecía indicar que este año, el campeonato se lo llevarían el francés Hilaire Damirón, al lado de su navegante y esposa, la brasileña Laura Damirón, quienes no se bajaban del escalón más alto del podio.
Sin embargo, Cordero tenía un as bajo la manga; mientras se corría el rumor en las estaciones de servicio, de que El Malditillo ya no tenía reserva de neumáticos para la última etapa en Durango, parecía pan comido para Hilaire; pero fue en la salida desde el Parque “De Morales” Juan H. Sánchez, en San Luis Potosí, ciudad natal de Ricardo Cordero, cuando mientras conducíamos como parte del contingente conformado por pilotos, equipos de servicio y todos los vehículos de la organización, escoltados por un número importante de patrullas de la Guardia Nacional, cuando descubrimos que el Studebaker rojo de Cordero y Hernández llevaba un juego de gomas nuevas.
Ahí nos percatamos de que no sería sencillo para el matrimonio Damirón, ambos equipos lucharon de forma espectacular buscando cronometrar tiempos perfectos en cada tramo de la etapa, a pesar de que se acercaba uno de los más demandantes de talento y atención en el camino, por lo complicado y peligroso del trazado; se trata de la carretera El Espinazo del Diablo, que está conformada por curvas sumamente cerradas que bordean el cerro y terminan en barrancos de cientos de metros de altura.
Fueron El Espinazo del Diablo, La Ermita y Las Rusias, los tramos más complicados del día, pero los que marcaron la diferencia para definir al ahora pentacampeón Cordero al lado de Hernández, que busca romper el récord que ostenta Pierre de Thoisy, llamado “El Francés Volador” con siete títulos de La Pana (1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2003 y 2007).
El tercer escalón del podio fue también una lucha muy cerrada por parte de Emilio Velázquez y Jaime del Palacio, quienes luchaban contra Ricardo Triviño y Marc Partí. Ahí fue Emilio quien se mantuvo en la tercera plaza prácticamente en todas las etapas, con excepción de San Luis Potosí, donde Triviño y Partí les arrebataron ese peldaño; sin embargo, ahí la historia no fue la misma que con la pelea entre Cordero y Damirón.
Aquí fue Emilio Velázquez quien retomó su tercer puesto por encima de Triviño, para subirse al podio en la entrega de trofeos y medallas para el cierre de actividades de La Carrera Panamericana en el arco de meta en marcado por el Centro Histórico de la Ciudad de Durango.
