Ciudad de México. Como consecuencia de la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal (Fed) y del Banco de México (BdeM), el peso mexicano podría depreciarse a 24 unidades por dólar entre la recta final de 2022 o a lo largo de 2023, estimó Moody’s Analytics.

El brazo de análisis económico de la calificadora Moody’s prevé que la moneda nacional podría presentar una depreciación frente a la divisa estadounidense de un 20 por ciento en los próximos meses.

De acuerdo con datos del Banco de México, el tipo de cambio opera actualmente en alrededor de 20.0583 pesos por dólar spot en el mercado al mayoreo.

La firma sostuvo que el peso mexicano presentará una “corrección significativa en los próximos meses”, partiendo de un modelo que replica las mismas condiciones monetarias y financieras que marcaron las últimas crisis económicas mundiales, como fueron la de 2009 y 2020.

“Esta corrección podría suceder entre finales de 2022 y a lo largo de 2023, pero podría incluso retrasarse hasta 2024 dependiendo de la velocidad del ciclo de apretamiento monetario por parte de la Fed y de la reacción de la política monetaria en México”, precisó Moody’s Analytics.

De hecho, los operadores en el mercado de futuros del Chicago Mercantile Exchange (CME) mantienen sus posiciones en contra del peso mexicano, al caer el pasado viernes y acumular 18 semanas en terreno negativo.

Las posiciones netas especulativas del peso-dólar en el CME, la bolsa de derivados más importante del mundo, alcanzaron un nivel de 33 mil 700 contratos en contra de la moneda mexicana, apostando por una mayor depreciación.

Las posiciones netas especulativas del peso es un informe semanal, como un termómetro que refleja la demanda de pesos por parte de los inversionistas extranjeros.

De acuerdo con un reporte de la firma, el peso mexicano se ha mantenido “relativamente estable después del choque inicial generado por la pandemia” durante el primer semestre de 2020.

En 2009, detalló, el peso vivió un ciclo de tres fases. Al inicio, una depreciación ligada al comienzo de la recesión económica; una segunda, considerada como “revaluación de magnitud menor”; y finalmente una “depreciación de magnitud similar a la inicial”.