Moscú. Apenas tres semanas después de formalizar la anexión de cuatro regiones incompletas de Ucrania, el titular del Kremlin, Vladimir Putin, decretó este miércoles la ley marcial en Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, así como estableció distintos grados de alerta en otras regiones del país.
Putin, tras reunirse por videoconferencia con los miembros del Consejo de Seguridad de Rusia, anunció que a partir de las cero horas de este 20 de noviembre empezará a regir la ley marcial en las cuatro nuevas entidades de la Federación Rusa, que Ucrania considera territorios ocupados, drástica medida que se aplica por primera vez desde junio de 1941 cuando la Alemania hitleriana invadió la Unión Soviética.
Durante su breve intervención, Putin repitió los mismos argumentos que, de un tiempo para acá, presenta cada vez para justificar cualquier decisión relacionada con esta guerra: que Ucrania rechaza negociar, que está gobernada por “seguidores de Hitler”, que ataca infraestructuras civiles rusas, que envía grupos de “terroristas” para sembrar el miedo entre la población, que intentó destruir el Puente de Crimea, que planea atentados en instalaciones nucleares de Rusia, razones éstas –desde su óptica– suficientes para decretar la ley marcial, que por simple trámite va a ratificar el Consejo de la Federación o Senado.
La ley marcial, de acuerdo con la normativa rusa, presupone la posibilidad de anunciar una movilización general, organizar la llamada defensa territorial para reforzar la seguridad en las instalaciones más importantes, introducir la obligación laboral (trabajos obligatorios para satisfacer las necesidades que fijen las autoridades), establecer el toque de queda, realizar controles de seguridad sin previo aviso y detenciones hasta de 30 días sin explicación, confiscar con una mínima compensación los bienes de los ciudadanos y empresas si se estima necesario.
Asimismo, se limita la entrada y salida, de igual manera que la libertad de movimiento, en las regiones con ley marcial; se prohíbe o restringe elegir el lugar de residencia; no se permite salir de Rusia; se expulsa a los extranjeros; se limita la venta de medicamentos, alcohol, armas y sustancias nocivas; se impone la censura militar de la correspondencia y en los medios de comunicación; se controlan las conversaciones telefónicas; se suspende la actividad de los partidos políticos y organizaciones no gubernamentales; se eleva el grado de secretismo en las dependencias gubernamentales y en algunas empresas; y se procede a evacuar las empresas, los valores culturales y la población civil.
Con otro decreto, Putin introdujo el “nivel medio de capacidad de reacción” en Crimea y en las regiones de Krasnodar, Belgorod, Briansk, Voroniezh, Kursk y Rostov, colindantes con la península anexionada en 2014, que permite a las autoridades regionales llevar a cabo “acciones de movilización en materia económica” y “tomar medidas para reforzar la defensa territorial”.
El nuevo comandante ruso en Ucrania, el general Sergei Surovikin, dice que la situación en la ciudad sureña de Jersón es “difícil” y que los residentes deben ser evacuados. Vía Graphic News
En otras regiones de los distritos federales del Sur y del Centro, que incluye a Moscú, el mandatario ruso declaró el “nivel elevado de alerta” que también presupone “tomar medidas para reforzar la defensa territorial” y establecer “un régimen especial en las instalaciones vinculadas con el funcionamiento de las comunicaciones y el transporte, así como con los energéticos”. Las instalaciones “gubernamentales, militares y especiales” deberán tener medidas de seguridad reforzadas.
Por último, en el resto de entidades federales de Rusia los gobernadores obtienen facultades adicionales acorde con el “nivel de alerta básico”. En caso de necesidad, advierte el decreto presidencial “se podrá tomar cualquier medida que se estime conveniente en consonancia con la ley marcial, adoptada en 2002”.
En contra de quienes vaticinaban que Putin declararía, con esta decisión drástica, una suerte de nuevo Telón de Acero, la ley marcial, por ahora, no significa el cierre completo de las fronteras de este país. “No hay planes al respecto”, dijo el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov. “En la cancillería no se ha formulado ni siquiera como borrador”, agregó el viceministro de Relaciones Exteriores, Yevgueni Ivanov.
Jersón, el siguiente objetivo
Mientras continuaron llegando este miércoles noticias sobre misiles y drones que impactaron en Kiev y otros ciudades ucranias, en la versión de los voceros rusos, o que fueron derribados en su mayoría, según los ucranios, toda la atención en el frente de guerra se concentra en la región de Jersón, donde el río Dniéper puede convertirse en barrera natural que separe a las tropas.
Antes de que apriete el frío y caiga la nieve, hay indicios que apuntan a que el ejército ucranio va a intentar avanzar lo más que pueda en Jersón, estratégica región con colinda con Crimea, y recuperar al menos la homónima capital regional. Sus tropas están a punto de entrar a Nova Kamenka, situada a 90 kilómetros de la ciudad de Jersón y tienen la intención de seguir hasta Berislav, en la margen derecha del Dniéper.
En las semanas recientes, “se logró liberar 75 localidades en el norte y noreste de Jersón o más de mil 200 kilómetros cuadrados”, de acuerdo con datos del mando Sur del ejército ucranio.
"A las 12:20 (de este miércoles) los nazis ucranios pasaron a la ofensiva hacia Nova Kamenka-Berislav de la región de Jersón", informó en su canal de Telegram el vicegobernador de ese territorio nombrado desde Moscú, Kiril Stremousov, quien agregó que “muy pronto comenzará la batalla por (la ciudad de) Jersón”.
Los habitantes de la ciudad de Jersón y de otros municipios, según las imágenes de pantalla que subieron a las redes sociales, empezaron a recibir en sus celulares mensajes de la Administración pro rusa, instalada en la ribera izquierda del Dnieper, que dicen: “Estimados habitantes, tienen que ser evacuados de manera urgente. El ejército ucranio va a bombardear las zonas residenciales. Desde las 7 de la mañana habrá autobuses para llevarlos en transbordadores a la margen izquierda (del río)”.
En el mismo sentido, el jefe de la Administración rusa de Jersón, Vladimir Saldo, declaró a la televisión de este pais que “tenemos previsto evacuar a cerca de 60 mil personas de cuatro municipios de la ribera derecha”, justo donde se encuentra la ciudad de Jersón que, conforme a sus autoridades, “se está convirtiendo en una fortaleza”.
Por el mismo conducto de Telegram, el homólogo ucranio del pro ruso Saldo, el jefe de la Administración Regional Militar de Jersón, Yaroslav Yanushevich, mandó el siguiente mensaje: “Ciudadanos de Jersón, por favor no hagan caso a lo que les digan o exijan los ocupantes. Quieren tomar a nuestra gente como rehenes y usarlos como escudos humanos. No atacamos las zonas residenciales, sólo las posiciones de las tropas enemigas”.
A raíz de las recientes declaraciones que hizo el general Serguei Surovikin, en calidad de comandante en jefe de la “operación militar especial”, en el sentido de que la situación en Jersón “es muy tensa” y “no excluimos tener que tomar decisiones duras”, no se excluye que –ante los severos problemas logísticos y de comunicaciones que está teniendo ahí el ejército ruso– ordene abandonar la ciudad de Jersón para reagruparse en la margen izquierda del Dniéper.