Londres. La primera ministra conservadora británica, Liz Truss, luchaba el martes por su supervivencia política, tras la supresión de sus medidas económicas por el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, un giro que sin embargo fue bien recibido por los organismos financieros.
“Es difícil concebir una crisis política y económica más grave en los últimos tiempos que la que afronta ahora el Reino Unido”, afirmaba en un editorial el diario conservador Daily Telegraph.
En una entrevista con la BBC, la primera ministra aseguró el lunes “lamentar” los “errores” cometidos con su plan económico ultraliberal.
Éste combinaba importantes ayudas públicas para pagar las facturas energéticas y drásticas reducciones de impuestos, sin un financiamiento, pero engordando la ya muy abultada deuda pública británica, lo que causó desasosiego en los mercados financieros.
Nombrado el viernes de urgencia en sustitución del ultraliberal Kwasi Kwarteng -amigo de Truss-, Hunt suprimió “casi todas” esas medidas en un intento de calmar el desplome de la libra y la subida de tasas de la deuda pública.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) saludó el martes el anuncio de Hunt y la “disciplina fiscal” del Reino Unido.
“Los recientes anuncios políticos de las autoridades británicas dan cuenta de su compromiso con la disciplina fiscal y ayudan a alinear mejor las políticas fiscal y monetaria en la lucha contra la inflación. Esperamos con impaciencia el plan presupuestal a mediano plazo”, dijo una portavoz del FMI en un comunicado. Ese plan será presentado el 31 de octubre.
En tanto, el Banco de Inglaterra (BoE) señaló que los fondos de inversión que garantizan el pago de obligaciones (LDI) están ahora mejor preparados para gestionar choques como el desencadenado por el minipresupuesto de septiembre, y que el riesgo de otra “venta de emergencia” de bonos gubernamentales (gilts) se ha reducido significativamente.
Los fondos que garantizan los pagos de pensiones se vieron obligados a deshacerse de miles de millones de libras de deuda pública británica a precios abusivos a principios de este mes, después de que el desafortunado paquete de recortes fiscales disparó los rendimientos, lo que desencadenó que los intermediarios exigieran más garantía por los derivados diseñados para protegerse de los movimientos de las tasas.
El BoE tuvo que intervenir para comprar bonos y estabilizar el mercado.
Después de haber subido casi 2 por ciento el lunes, la libra cayó 0.3 por ciento frente al dólar y 0.5 por ciento frente al euro, ya que los inversores consideraron que el dramático cambio del Reino Unido en sus planes fiscales redujo parte de la necesidad de un aumento agresivo de las tasas de interés.