Ciudad de México. Las medidas contra la carestía implementas por la actual administración no buscan favorecer monopolios, la realidad es que la economía los tiene, "debemos lidiar con eso", pero en un choque de inflación como el que actualmente se vive, lo más importante es blindar el poder adquisitivo de las familias, justificó el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio.
Frente a diputados, el funcionario de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público dijo que aún se están afinando los detalles legales de la licencia única para 15 importadores y distribuidores de alimentos, lo cual no significa una brecha de desregulación. "Este mecanismo no está pensado para saltarse las normas de supervisión sanitaria, sino para agilizar los procesos por el lado del gobierno".
Sostuvo que el costo de los subsidios a gasolinas alcanzará 1.4 por ciento del producto interno bruto, pero esto será compensado con los beneficios que deja la medida, pues equivalen a 1.9 por ciento, al evitar que se pierda poder adquisitivo del presupuesto público a manos de la inflación.
Yorio aseguró que sin el cúmulo de medidas que ha lanzado la actual administración, particularmente con el subsidio a gasolinas, los combustibles estarían alrededor de 35 pesos por litro y la inflación desde hace tiempo habría escalado a 12 o 14 por ciento con un impacto en las tasas de interés.
En respuesta a una propuesta de legisladores que buscan aumentar el estimado del precio de las gasolinas para el presupuesto del próximo año, Yorio explicó que no es lo más conveniente porque se advierte una tendencia a la baja en los contratos de futuros del crudo.
Explicó que si el precio de la mezcla mexicana promedia por debajo de los 68.7 dólares por barril contenido en los Criterios Generales de Política Económica, la garantía contratada compensa lo faltante. Si se ubican por arriba se rebasaría el rango que, de acuerdo con el mercado, estará el precio del petróleo y esto implica que el precio de las coberturas petroleras aumente 1.3 veces.
Yorio destacó que si la inflación hubiera llegado a 12 o 14 por ciento, el Banco de México habría tenido que ajustar la política monetaria de manera más agresiva con un costo inmediato de 100 mil millones de pesos en el servicio financiero de la deuda.
Explicó que la alta inflación que se vive no tendrá un efecto en los ingresos, incluso si la actividad económica crece por debajo de lo estimado por Hacienda, sin embargo sí puede tener un efecto por el lado del gasto, dado que se pierde poder adquisitivo en el presupuesto.
"Si no se hubiera evitado el que se tenga una inflación de entre 12 y 14 por ciento, el poder adquisitivo del presupuesto habría perdido cerca de 180 mil millones de pesos", explicó Yorio.