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Lydia Lunch participa hoy en ‘Música contra el olvido’ en el Festival Cultural UNAM

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La cantante estadunidense, Lydia Lunch, estima que la verdad no es una mercancía popular. Foto cortesía de Jasmine Hirst
15 de octubre de 2022 10:53

Cuando tenía 20 años, Lydia Lunch solía decirse que sería la mujer furiosa más longeva sobre el escenario. Estoy llegando, estoy llegando, celebra la cantante, poeta y actriz estadunidense de 63 años con una sonrisa en la cara. Estoy impresionada de todavía poder hacer música. Me impresiona que puedo seguir creando cuando la mayoría de la gente que empezó al mismo tiempo que yo, en 1977, no pudo enfrentar la decepción, la pobreza, se hastió, reconoce.

La misma Lunch ha tenido un camino difícil. “Para mí la vida de una artista es a menudo una de batallar, y de eso hablo. Me he quedado sin techo en mi vida adulta, no soy una rockstar rica; pero es obligatorio que haga lo que hago, porque alguien, de alguna forma, tiene que ser la voz de la razón o la insensatez, según quieras verlo”, detalla.

Intensidad ardiente

Para la cantante, su suerte está muy relacionada con los mensajes que a ella le interesa dar, la verdad no es una mercancía popular, estima. Hay mucha gente que quiere ser popular y esa no es mi prioridad, siempre le he hablado a las minorías intelectuales, sexuales, políticas, explica, esta es música para gente que tiene dentro una intensidad ardiente, o una ardiente naturaleza introvertida que tiene que ser soltada.

Los objetivos de Lydia son diferentes. Para mí lo realmente importante es hablar sobre mi trabajo como artista política de la palabra hablada, que es mi prioridad en lo que hago. Además hacer música como un lenguaje más universal, que tanto nos da energía como nos ayuda a liberarla en estos tiempos frustrantes, indica.

Lydia también ve con reserva las imágenes que busca proyectar la industria, incluidas las de los roles de la mujer en la actualidad. Mucho queda exactamente igual respecto al cambio. La mayor atención siempre se da al común denominador más bajo, por eso todo es chisme, o en los periódicos siempre oímos los mismos nombres, haciendo las mismas cosas, critica.

De forma similar, la cantante y poeta critica el actuar de su país. Seguimos siendo los belicosos del planeta, por mucho que pretendamos no serlo, sigue habiendo 800 bases militares en todo el mundo, seguimos siendo corruptos. La arrogancia y la estupidez de hombres bien educados que proponen con extravagancia, escandalosamente, pensamientos retrógradas, reglas y regulaciones, señala.

“Y por supuesto la situación que ‘la nube naranja del culo’, que es como llamo a Trump, ese insulto que lanzó a tanta gente, especialmente a México, no puedo decir lo mucho que hirió el corazón de tantos estadunidenses. Porque además, primero que nada, aparte de los nativos americanos y los mexicanos, nosotros robamos este país, todos somos inmigrantes”, abunda Lydia.

La cantante tampoco tiene reparos en señalar sus propios privilegios. Soy blanca, privilegiada, he estado sin hogar pero no ahora, tengo mucha mejor existencia que la mayoría de la gente. No sé por qué esta guerra, es decir, contra el patriarcado, colonializador, asesino, sigue siendo un agitador para mí, pero lo es, medita Lunch. La cantante se explica todas esas posturas al no haber sido madre, teorizando que ve a los demás como su familia.

Y siento la presión de la pobreza, y la colonización, y la dominación de Estados Unidos, porque pretendemos, mediante una versión hollywoodense, que somos los número uno en todo; lo somos en tiroteos escolares, mortalidad infantil de las mujeres, encarcelamiento, injusticia, pero tenemos esta versión que exportamos, vuelve a señalar.

Como tenemos la mayor cantidad de encarcelados en todo el mundo, más que en Rusia, en China o en Irán, se puede saber que en Estados Unidos lo de la libertad es una mierda. Esto es a lo que llamo la hipocresía de la República de la democracia, reprueba la cantante, no entiendo cómo en esta época, en la que hemos progresado tanto en tecnología e intelecto, seguimos en la edad media respecto a cómo tratamos a la gente. La idea del progreso está bien, pero eso es sólo una curita.

Lunch ve en su pasado familiar, formado por sangre alemana y siciliana, rasgos antagónicos a su propia visión del mundo. “Eso es como triple fascismo, así que tal vez tengo que rebelarme en contra de mi propia sangre. ‘A mis abuelos, jódanse’”, pronuncia con fuerza.

El espíritu creativo de Lydia también la lleva a estar en constante cambio y experimentación, razón de la que se derivan sus múltiples actividades. Entre una de las más recientes está su podcast The Lydian Spin, mismo que aprovecha para presentar a otros talentos independientes de todo tipo. A pesar de eso, la cantante no deja una labor que lleva casi 45 años procurando. Siempre he vuelto a la música porque es un lenguaje más universal. He hecho palabra hablada en todo el mundo, y a veces cuando lo hago en otros países necesito traducciones, pero la música me permite llevarlo a más gente, explica.

Lydia Lunch presentará una retrospectiva de su labor musical hoy a las 18 horas, en el estacionamiento 3 del Centro Cultural Universitario de la UNAM, dentro del contexto del Festival Cultural UNAM y el concierto Música contra el olvido que comienza a las 13 horas. Creo que será una buena patada en los oídos de la gente. Es música muy poderosa, creo que es una forma de liberación grupal en estos tiempos, anticipa la cantante.

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