Dubái. La policía iraní se desplegó el viernes en una ciudad predominantemente árabe después de que activistas llamaron a protestas, según un testigo, mientras los disturbios no daban señales de disminuir cuatro semanas luego de que la muerte de Mahsa Amini encendió manifestaciones en todo el país.
Galería: Protestan por muerte de Mahsa Amini en el mundo
Pese al bloqueo de redes sociales e internet por parte de las autoridades, los activistas lanzaron un llamamiento en línea bajo el lema "¡El principio del fin!" del régimen para manifestarse masivamente el sábado.
El movimiento de contestación ha cosechado muestras de solidaridad en el extranjero y sanciones occidentales contra las autoridades y responsables de la represión en Irán.
En una carta abierta publicada el jueves, el diario reformista Etemad urgió a los responsables de seguridad del país que acaben con las detenciones bajo "pretextos en ocasiones falaces".
Hecho poco habitual, la policía de Teherán anunció el viernes que iba a investigar las acusaciones de acoso contra un agente que fue filmado efectuando lo que parecen ser tocamientos a una manifestante a la que acababa de detener.
Los enfrentamientos mortales se han producido principalmente en Sanandaj, capital de la provincia del Kurdistán, de donde era Amini.
Las protestas marcan uno de los mayores desafíos a la República Islámica desde la revolución de 1979, con iraníes de todas las clases sociales desahogando su ira contra sus gobernantes clericales, aunque los disturbios no parecen estar cerca de derribar el sistema.
El líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, advirtió de "divisiones en las filas de los musulmanes", sin mencionar explícitamente las protestas. A principios de esta semana, las calificó de "disturbios dispersos" planeados por los enemigos de Irán.
Algunos de los disturbios más letales se han producido en zonas en las que viven minorías étnicas con antiguos agravios contra el Estado, como los kurdos en el noroeste y los baluchis en el sureste.
Los grupos de derechos humanos afirman que más de 200 personas han fallecido en la represión en todo el país, incluidas mujeres jóvenes cuyas muertes se han convertido en un grito de guerra para más manifestaciones que exigen la caída de la República Islámica.
Amini, kurda iraní, murió el 16 de septiembre tras ser detenida en Teherán por usar "vestimenta inapropiada".
Después de que los activistas convocaron a protestas el viernes en la provincia de Khuzestan, predominantemente árabe y rica en petróleo en la frontera con Irak, la policía se desplegó fuertemente en la ciudad de Dezful, dijo un testigo.
También hubo un fuerte despliegue de la policía y de la Basij -milicia de voluntarios que lidera la represión- en las principales plazas de Zahedan, la capital de la provincia de Sistán-Baluchistán, en la frontera con Pakistán, en el sureste, dijeron dos testigos.
Irán ha culpado de la violencia a sus enemigos internos y externos, incluidos los separatistas armados y las potencias occidentales, acusándolos de conspirar contra la República Islámica y negando que las fuerzas de seguridad hayan matado a los manifestantes. La televisión estatal informó que al menos 26 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto.