Una colosal instalación escultórica de 15 metros de largo y 14 de ancho, de más de media tonelada de peso, que reproduce el cadáver de una gallina, podrá apreciarse a partir de este vienes sobre la fachada del Museo de Arte Carrillo Gil (MACG).
Intitulada Muerte y funerales de Caín (no homenaje a Siqueiros), se trata de una obra que Juan José Gurrola (1935-2007) concibió ex profeso para ese espacio museístico en 1996, pero que por razones que se desconocen no pudo concretarse sino hasta ahora.
Para su creación, aquel multifacético artista mexicano, considerado l’enfant terrible de su generación, retomó el motivo central de la pintura de David Alfaro Siqueiros Muerte y funerales de Caín, de 1947.
Se exhibe como parte de la muestra Un lugar en un momento. Prácticas de sitio específico, en la cual se reúne una serie de proyectos desarrollados en las décadas de los 90 y 2 mil que tienen en común haber sido creados para un lugar determinado
El origen de esa instalación —cuyo proyecto fue descubierto en el archivo personal de Juan José Gurrola por Mauricio Marcín, curador en jefe de ese espacio museístico— se deriva de la cercana relación de trabajo y de admiración mutua que aquel arquitecto, actor, dramaturgo, director de teatro, radio y televisión y performer mantuvo con David Alfaro Siqueiros, que entre otros aspectos se materializó en el audio para acompañar al mural La marcha de la humanidad, emplazado en el Polyforum Cultural Siqueiros.
“Gurrola tenía gran admiración por Siqueiros, no sólo por las ideas estéticas, sino también por las ideas políticas que el pintor defendía y que él también, en muchos, sentidos compartía”, explica Mauricio Marcín a La Jornada.
“Ideó este proyecto de Muerte y funerales de Caín (homenaje a Siqueiros) en una época en la que él está muy interesado en el Movimiento de la Internacional Situacionista, que ahora es muy famoso, sobre todo por Guy Debord, y que tiene varios postulados pero que, sobre todo, trata de ir en contra de la sociedad del espectáculo”.
Qué buscaba el creador con esta instalación es algo tan enigmático y hermético como la propia pintura de Siqueiros, de acuerdo con Mauricio Marcín: “La gente se va a preguntar qué significa esa gallina, si es la muerte de algo, de una idea, de una ideología, de una época, si es un postulado concreto. Gurrola, en ese sentido, al igual que Siqueiros, se ocupó de no develarlo”.
La realización de Muerte y funerales de Caín (no homenaje a Siqueiros), que se mantendrá en exhibición hasta el 4 de diciembre, contó con la donación de 800 kilogramos de periódico realizada por La Jornada, así como el trabajo de más de 30 personas durante cuatro semanas.