París. Irán acusó este jueves a Estados Unidos de querer desestabilizar el país, sacudido desde hace casi un mes por una ola de manifestaciones desencadenada tras la muerte de Mahsa Amini, y que pese a la represión no pierde fuerza.
La joven, de 22 años, murió el 16 de septiembre, tres días después de ser detenida por la policía de la moral de Teherán, por supuestamente infringir el estricto código de vestimenta de las mujeres de la República Islámica.
Su muerte desencadenó la mayor ola de manifestaciones y violencias en Irán desde hace casi tres años, protagonizadas sobre todo por estudiantes mujeres, que corean lemas antigubernamentales, prenden fuego a sus pañuelos y se enfrentan a las fuerzas de seguridad en las calles.
La represión de las protestas ha dejado ya al menos 108 muertos, según ONG.
El régimen iraní volvió a acusar el jueves a Estados Unidos, su gran enemigo, de ser el responsable de las manifestaciones.
"Tras el fracaso de Estados Unidos en la militarización y las sanciones, Washington y sus aliados han recurrido a la fallida política de desestabilización", dijo el presidente Ebrahim Raisi en una cumbre en Kazajistán, según su despacho.
Los iraníes han "invalidado la opción militar estadounidense y (...) asestado una humillante derrota a la política de sanciones y máxima presión", añadió.
Estados Unidos ha impuesto una serie de sanciones contra Irán desde que el expresidente Donald Trump se retirara de manera unilateral en 2018 del acuerdo nuclear entre Teherán y las principales potencias mundiales (Reino Unido, China, Francia, Alemania y Rusia).
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, también ha acusado a Estados Unidos e Israel, archienemigos del país, de fomentar los "disturbios".
"Las acciones del enemigo, como la propaganda, el intento de influir en las mentes, alentar la excitación, el fomento e incluso la enseñanza de la fabricación de materiales incendiarios, están ahora completamente claras", dijo Jamenei el miércoles.