Todo va a mejorar no sólo es la obra póstuma de Almudena Grandes (1960-2021). Es, también, un ejercicio de imaginación del futuro que ella dejó como último legado con el propósito de “detectar los peligros que tenemos encarnados en el presente”.
Así lo afirmó el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, viudo de la escritora española, en el homenaje póstumo que la XXII FIL del Zócalo le hizo el miércoles.
El también ensayista, crítico literario y catedrático recordó que Almudena Grandes dedicó sus últimos meses a esa obra, publicada por Tusquets, la cual se convirtió en una forma de aferrarse a la vida tras haber sido diagnóstica de la enfermedad que a la postre le causaría su muerte, el 27 de noviembre de 2021.
“Comenzó a escribir el 20 de abril Todo va a mejorar, en la que se imaginaba el futuro con una pandemia que desatase un estado de excepción y de alarma. Cuando hacía la novela, le detectaron el cáncer, en septiembre de 2020, y ella muy disciplinada, siendo resistente y con esperanza, se refugió entre otras cosas en la escritura y la literatura, que era uno de los grandes apoyos de su vida”, comentó.
“Y escribió a lo largo de su enfermedad esta novela en la que piensa, por ejemplo, los peligros de los que entienden los cuidados del confinamiento no como una invitación a la convivencia, sino como una excusa para imponer una dictadura”.
La autora decidió hacer ese libro ante el surgimiento de la pandemia, para lo cual dejó de lado el sexto y último título de los “Episodios de una guerra interminable”, que concibió como una serie de novelas para dar voz a los perdedores de la Guerra civil española, indicó García Montero.
Agregó que con ese proyecto de memoria histórica, que comenzó con El corazón helado, “Almudena dio en sus novelas la voz a los perdedores, a los oscurecidos, a los marginados, pero que resistían en sus convicciones para no darse por perdidos o que aprendieron a perder para no darse por vencidos”.
En el homenaje participaron también la promotora cultural Paloma Sáiz Tejero, directora de la FIL del Zócalo, el escritor e ilustrador español Ángel de la Calle y el cuentista mexicano Ezra Alcázar.