Ciudad de México. En medio de un deterioro generalizado de la economía mundial por el incremento de precios y menores ingresos, México crecerá 2.1 por ciento este año y 1.2 por ciento el siguiente, sin que la inflación en el país logre ser contenida en el rango objetivo del banco central, exhibe el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al dar a conocer las actualizaciones de sus Perspectivas de la Economía Mundial, el organismo advierte que a nivel global “lo peor está por venir” y el próximo año se sentirá como una recesión, a medida que el rápido aumento de precios causa “graves dificultades” en varios hogares, sobre todo en los más pobres.
En ese contexto, el FMI redujo de 2.4 a 2.1 por ciento la perspectiva de crecimiento de la economía mexicana para este año y mantuvo en 1.2 por ciento, sin cambios respecto a lo reportado en julio, la de 2023.
En cuanto a la inflación —como se define al aumento generalizado de precios— el organismo espera que al cierre de este año llegue a 8 por ciento y ceda sólo a 6.3 por ciento concluido el siguiente. Ambas cifras se encuentran por encima del rango objetivo del Banco de México, cuyo máximo es de 4 por ciento.
Los datos para México se enmarcan en una serie de pronósticos de bajo crecimiento y carestía para decenas de países. El FMI mantuvo sin cambios, en 3.2 por ciento, su perspectiva de crecimiento para la economía global al cierre de 2022, pero redujo de 2.9 a 2.7 por ciento la del próximo año.
La desaceleración esperada para 2023 se debe a que las economías que representan alrededor de un tercio del producto interno bruto (PIB) mundial están a un paso de la contracción entre este y el siguiente año, mientras las más grandes: Estados Unidos, China y la zona del euro, seguirán estancadas.
En Estados Unidos, una política monetaria más estricta reducirá el crecimiento a 1 por ciento el próximo año. En China, se espera un alza de 4.4 por ciento, debido al debilitamiento del sector inmobiliario y a los continuos confinamientos, mientras en la zona euro se prevé que la crisis energética provocada por la guerra siga cobrando un alto precio y reduzca el crecimiento a 0.5 por ciento en 2023.
Pese a la desaceleración de la actividad económica, el FMI reconoce que las presiones sobre los precios están demostrando “ser más amplias y persistentes de lo previsto”, por lo que se espera que a nivel mundial la inflación escale a 9. 5 por ciento al cierre del año, antes de que tenga un menor avance, de 4.1 por ciento, en 2024.
En este contexto, el organismo advierte que “el riesgo de una mala calibración de la política monetaria, fiscal o financiera ha aumentado considerablemente en medio de una gran incertidumbre y fragilidades crecientes”, por lo que “un ajuste excesivo (en las tasas de interés) corre el riesgo de llevar a la economía mundial a una recesión innecesariamente grave”.
Por ello, formular una respuesta apropiada a la crisis del costo de vida se ha convertido en un serio desafío, primero porque la política fiscal no debe ir en contra de los esfuerzos monetarios para reducir la inflación, de lo contrario sólo prolongará esta última y podría “causar una inestabilidad financiera grave”, abunda el FMI.
El organismo también refiere que “la crisis energética, especialmente en Europa, no es un shock transitorio. El realineamiento geopolítico de los suministros energéticos tras la guerra es amplio y permanente. El invierno de 2022 será un desafío, pero el invierno de 2023 probablemente será peor”.
En sus Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI explica que el dólar se encuentra en su punto más fuerte desde principios de la década de 2000, y la apreciación es más pronunciada frente a las monedas de las economías avanzadas. Por ejemplo, el peso mexicano es de las pocas monedas que no se han devaluado frente a la estadunidense en lo que va del año.
Además de los riesgos de salidas de capital en las economías emergentes hacia inversiones en dólares, “demasiados países de bajos ingresos están en o cerca de sobreendeudamiento”, por lo que “se necesita con urgencia avanzar hacia restructuraciones ordenadas de la deuda a través del Marco Común del Grupo de los Veinte para los más afectados a fin de evitar una ola de crisis de la deuda soberana. El tiempo puede agotarse pronto”, refiere el organismo.