Ciudad de México. Durante cuatro días el Festival Internacional Afrocaribeño ha propiciado toda clase de encuentros. En las mañanas con conferencias magistrales sobre la herencia gastronómica que han dejado los ingredientes y preparaciones de origen africano, por las tardes con los talleres sobre ritmos, danza y prácticas antirracistas impartidos, y durante la noche con conciertos que reúnen a la gente para escuchar la gran variedad de ritmos surgidos de los aportes afrodescendientes.
“El eje de nuestro labor es la comunidad. Estamos acompañando a la comunidad en el ejercicio de sus derechos, y de sus derechos culturales, y esta experiencia cultural que es desde la colectividad”, indicó en entrevistas la directora general del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), Silvia Alejandre Prado. “Es un espacio de diálogo, de encuentro, donde se presentan nuevas líneas de investigación, nuevos productos editoriales, discos en aquel entonces, grupos musicales que entregan piezas”.
Así, en el marco del festival han surgido momentos en los que el público conecta, resignifica o asume una parte de su identidad, misma que por mucho tiempo ha sido negada o relegada. “No todo es bueno, no todo se baila, no todo se disfruta. Vamos a hablar de racismo, el racismo existe y lo practicamos muchas veces sin darnos cuenta, porque crecimos así”, admitió la funcionaria veracruzana.
En el taller de percusiones, dirigido a niños y niñas, los menores comenzaban las clases con mucha energía. Mientras el profesor les preguntaba sobre las lecciones recibidas un día antes, los pequeños de alrededor de diez años, se mostraban ansiosos por probar alguno de los instrumentos. De modo que al terminar su repaso y ser invitados a elegir bongos, cajas de ritmos, güiros o congas; los jóvenes estudiantes corrían hacia los instrumentos.
“El golpe martillo es la base del son cubano”, les explicó el instructor. Tum, tumpá, tumpá; tum, tumpá, tumpá; seguían los niños. Inmediatamente un ritmo más: pa tum pa-tum, pa tum pa-tum, establecía el profesor. Una noche antes, él mismo se había presentado en la Plaza de Armas de Veracruz, con su agrupación Los Kabulaz de música fusión.
Sin embargo, el Zócalo de Veracruz es de los adultos mayores. Fueron ellos los más numerosos durante la mayoría de los conciertos, y también fueron los primeros en retirarse cuando la llovizna amagó con mojarlos. Pero para escuchar a La Fórmula del Son, momentos antes, y luego terminar con la longeva agrupación local Combo Ninguno, el público más fiel ya había regresado a ocupar sillas y regresar con sus parejas a bailar al ritmo de la música.
En otro taller, se enseñaba a los jóvenes cómo el racismo ha sido fomentado desde otras épocas. Mediante el análisis histórico y la evaluación de determinadas prácticas, la instructora explicó al público cómo podemos erradicar esa percepción sobre determinados rasgos y el color de la piel, un tema que todavía debe ser trabajado en muchos sentidos.
A pesar de los grandes desafíos que implica el reconocimiento de la herencia africana en la cultura mexicana, también se han logrado cosas. “El reconocimiento de la población afromexicana como parte de la configuración pluricultural de nuestra nación”, señaló Alejandre Prado, “este proceso de reconocimiento ha sido un camino largo y difícil”.
La funcionaria también destacó que desde 2020, el censo nacional incluye la pregunta sobre el autorreconocimiento de las personas como población afrodescendiente, así como las acciones que se llevan a cabo de forma institucional en el estado de Veracruz. “Impulsamos acciones y programas para no solamente trabajar en el tema durante el festival”, señaló la funcionaria. Entre algunas de las medidas previas al festival, Alejandre Prado destacó el taller “reconociendo mi belleza afromestiza”, llevado a cabo en Tamiahua, Veracruz.
El Festival Internacional Afrocaribeño se llevó a cabo con la idea de “poner al centro de nuestro trabajo a las comunidades, no podemos hacer un festival afrocaribeño sólo con un programa artístico y con bailes. No, tenemos que sentarnos a dialogar”, destacó la directora del IVEC.
Esta noche se presentan para clausurar el festival las agrupaciones Son de Madera, Raysel y su Raíz Cuadrada y la Orquesta Tradicional Moscovita juntos músicos veracruzanos en la plaza principal de la ciudad de Veracruz.