La familia de Fernando González Gortázar –quien falleció el viernes a los 79 años– expresó ayer su anhelo de que el vasto legado de ese reconocido arquitecto y escultor quede en buen lugar y a disposición del pueblo de México.
Dejó sus deseos bien establecidos, pero no me atrevería a decir más, porque es algo reciente y tenemos que platicarlo en familia
, indicó Narda González Silva, una de las dos hijas del también teórico, urbanista, escritor y ecologista. La otra es Matiana, quien vive en España, pero ya se encontraba en el país.
Lo que más me preocupa de manera inmediata es su enorme colección de plantas; sería justo para éstas y mi papá que queden en un buen lugar. Lo mismo debe suceder con su amplia biblioteca y su colección de música. Si entra uno a su casa, no se puede caminar, porque a lo largo de los años construyó libreros en sitios inimaginables. Hasta en la cochera había libros y esculturas, todo tipo de obras de arte. Era un coleccionista nato
, detalló.
También tendremos que ver qué hacer con todos sus planos. No lo hemos platicado ni definido; tenemos que hacerlo en familia. Pero, obviamente, nos gustaría que todo su legado quede en un buen lugar y a disposición de México.
La directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez, por su parte, confirmó que esa dependencia rendirá un homenaje póstumo al creador, en fecha y lugar aún por ser acordados con la familia.
A ese tributo, se sumarán, posiblemente, otros del gobierno de Jalisco, tierra adoptiva del arquitecto, y de la Universidad de Guadalajara (UdeG), de la cual fue egresado y que en 2013 lo distinguió con el doctorado honoris causa, indicó Narda González Silva.
Entrevistada durante las exequias del maestro, efectuadas este sábado en el panteón Francés de San Joaquín, aseguró que Fernando González Gortázar, quien el próximo 19 de octubre cumpliría 80 años, se mantuvo activo y con muchos proyectos hasta el último momento.
“Nunca dejó de trabajar. Durante la pandemia fue difícil; el encierro para la gente mayor es complicado, pero jamás dejó de crear. Seguía con muchos proyectos, entre ellos con su programa Cancioncitas en Radio UNAM; estaba muy emocionado porque tenía una nueve temporada por venir. En Guadalajara seguía siempre activo en muchos proyectos de la (UdeG), el Centro Universitario de los Altos, que es todo ese complejo enorme de la universidad en los altos de Jalisco.
Siempre se mantuvo activo. Era apasionado de la vida, de la música, de la naturaleza, del arte. Siempre estaba planeando viajes; queríamos hacer uno en breve. Era, no diría viajero, sino explorador; conocía todo el mundo, pero lo conocía de verdad, a la gente, las culturas. Realmente, su partida fue muy inesperada. Se merecía una muerte así: tuvo un infarto cerebral masivo y duró tres días en el hospital sin sufrimiento. Eso nos queda, como nos quedan también su legado, sus enseñanzas y su profundo amor por México, así como levantar la voz ante la injusticia.
Tal amor y compromiso con el país llevaron a Fernando González Gortázar a asumirse en vida, por encima de todo, como un ciudadano comprometido y un militante social, aspectos que hizo patentes, primero, mediante la creación y la dirección de Pro-Hábitat, asociación civil encargada de la defensa de la ecología natural y urbana, y después mediante el ejercicio del periodismo.
Como parte de esta última faceta, en 1984 fue uno de los fundadores y articulista de La Jornada, tras colaborar en el periódico Unomásuno entre 1979 y 1983, etapa que fue recordada por su hija:
“Siendo muy pequeña, infinidad de veces lo acompañé a llevar sus artículos al edificio de La Jornada en Balderas. Escribía con Granados Chapa y Carlos Payán; después con Carmen Lira. Nunca dejó de escribir ni de ser una mente crítica, avanzadísima a su época.”
Las exequias del arquitecto y escultor estuvieron determinadas por una atmósfera íntima, con la presencia de familiares y amigos cercanos, y sin medios de comunicación. Por la tarde, sus restos fueron cremados y, en cumplimento en lo que a decir de su hija dejó estipulado, sus cenizas serán esparcidas en algún desierto. Tendremos que pensar en cuál, porque era apasionado de las suculentas y las cactáceas de este país
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