San Felipe, BC. Con una nueva estrategia para evitar la extinción de las últimas ocho vaquitas marinas, la Secretaría de Marina (Semar) concluyó el sembrado de 193 bloques de concreto en 225 kilómetros de la zona de tolerancia cero del Alto Golfo de California, con el objetivo de desincentivar el tendido de redes que enmallen a este mamífero por la pesca ilegal.
El Mar de Cortés, región considerada de alta biodiversidad, es el único hábitat para el cetáceo más pequeño del mundo y en el que en al menos dos décadas se han establecido estrategias que no han frenado el descenso de su población.
Científicos e investigadores, entre ellos Armando Jaramillo y Lorenzo Rojas, zarparon en octubre del año pasado en los barcos Sharpie y Narval, del Museo de la Ballena. Durante su expedición lograron el avistamiento de ocho ejemplares adultos y la existencia de dos crías.
En esa limitada distribución geográfica denominada zona cero, la vaquita marina, especie endémica, aún corre peligro de extinción. Su principal amenaza son las redes agalleras que colocan pescadores furtivos para capturar totoaba, especie codiciada porque su vejiga natatoria se comercializa en miles de dólares en el mercado chino.
Al sur de Mexicali, se ubica la comunidad pesquera de San Felipe, donde zarpó una patrulla interceptora de la Semar en la que La Jornada navegó con personal naval al área de refugio de la vaquita marina.
A 14 kilómetros de la costa del puerto, un buque balizador sumergió el último bloque de concreto, que pesa entre dos y tres toneladas, adaptado con un par de ganchos elaborados de varillas de acero, en las que se espera retener las redes utilizadas en la pesca totoaba y donde las vaquitas mueren enredadas.
La parte más complicada de la maniobra es ubicar la embarcación para instalar con precisión las estructuras de concreto, según comentó personal naval. Después, una grúa procede al hundimiento del bloque.
Durante casi tres meses, las tripulaciones de los buques Virgo y Sagitario colocaron los 193 bloques con una separación de 1.1 kilómetros entre cada uno. El proyecto interinstitucional requirió una inversión de 3 millones 784 mil pesos, de acuerdo con la manifestación de impacto ambiental que la Semarnat autorizó.
El proyecto comenzó el 8 de julio y desde entonces se hace un barrido continuo para detectar redes en la zona cero con sonares acústicos .
La vigilancia es permanente, nosotros no podemos descartar que un día no hagamos el barrido y ese día precisamente suceda un incidente
, aseguró el capitán de fragata Jorge Agustín Chávez García.