Ciudad de México. La pandemia de coronavirus representó “el mayor revés” en los esfuerzos globales de combate a la pobreza; empujó a alrededor de 70 millones de personas a la pobreza extrema en 2020, el mayor aumento en tres décadas, “y la guerra en Ucrania amenaza con empeorar las cosas”, advierte el Banco Mundial.
Como resultado del primer choque por la pandemia de coronavirus, 719 millones de personas subsistían con menos de 2.15 dólares (alrededor de 43.24 pesos) por día al cierre de 2020; lo cual hace menos realizable que en 2030 se logre erradicar la pobreza extrema, pues se requerirían crecimientos económicos sin precedente en lo que resta de la década, reconoce el organismo.
En su informe, “Pobreza y prosperidad compartida”, indica que 2020 marcó un “punto de inflexión histórico”: la desigualdad mundial aumentó por primera vez en 30 años, impulsada por los apoyos fiscales que se pudieron permitir los países de altos ingresos.
Si bien “las fuertes medidas de política fiscal marcaron una diferencia notable en la reducción del impacto de covid-19 en la pobreza”, al reducir en promedio 2.4 puntos porcentuales su avance en economías en desarrollo, “el gasto público demostró ser mucho más beneficioso para la reducción de la pobreza en los países más ricos”.
En general, vía la política fiscal y otras medidas de apoyo, las economías de ingreso alto lograron compensar por completo el impacto de la pandemia en la pobreza, mientras las de ingresos medios altos mitigaron su efecto en 50 por ciento y las economías de ingresos bajos y medianos bajos en apenas una cuarta parte.
Como resultado, “las personas más pobres soportaron los costos más elevados de la pandemia”, recalca el Banco Mundial. El 40 por ciento de la población más pobre tuvo, en promedio, pérdidas de ingresos de 4 por ciento, mientras en 20 por ciento de la más acaudalada esta reducción fue de la mitad.
“El progreso en la reducción de la pobreza extrema se ha detenido esencialmente junto con el crecimiento económico mundial moderado”, comentó David Malpass, presidente del Banco Mundial. Reconoció que a esta preocupación se suman el incremento de la desigualdad provocada por la inflación, la depreciación de las monedas y las crisis superpuestas más amplias que enfrenta el desarrollo. “Significa una perspectiva sombría para miles de millones de personas en todo el mundo”, advirtió.
El presidente del Banco Mundial consideró que en este panorama, una alternativa en mantener el statu quo, las políticas conocidas y las que hasta el momento se han llevado a cabo: “desaceleración del crecimiento mundial, tasas de interés más altas, mayor aversión al riesgo y fragilidad en muchos países en desarrollo”.
La otra ruta, “la necesaria”, requiere “ajustes de las políticas macroeconómicas para mejorar la asignación de capital global, fomentar la estabilidad de la moneda, reducir la inflación y reiniciar el crecimiento en el ingreso medio”, agregó.